La diversidad de la fe en Temperley 

DE PUÑO Y LETRA. En esa ciudad se ubican templos religiosos variados forjados por los inmigrantes que quisieron mantener sus costumbres en estas tierras. 

Iglesia Presbiterana San Andrés

Crédito: Eduardo Alfaro.

Iglesia Presbiterana San Andrés.

Siempre fui un tipo creyente. Este año, a partir de lo que me pasó con el Covid, aún más. Estoy trabajando en mi espiritualidad, buscando el camino de la sanación.  

Mi historia con la religión empieza, como no podía ser de otra manera, en la parroquia de mi barrio. Me refiero a la Sagrada Familia de Banfield, ubicada en Maipú al 400. Además de ser un templo histórico para nuestra zona, allí está la Virgen de Santa Lucía, que fue traída desde Potenza, Italia, el pueblo originario de mi familia materna. 

Nuestras iglesias, distribuidas a lo largo y a lo ancho del municipio, son un fiel reflejo de la historia de nuestros antepasados y de cómo los inmigrantes trajeron al país sus propias pertenencias, costumbres y creencias. Por eso, a tono con la inmigración italiana y española -dos pueblos tradicionalmente católicos- que llegó en masa a la Argentina, la gran mayoría de los templos locales profesan esa fe. Sin embargo, existe una zona del partido en donde las cosas son mucho más heterogéneas: Temperley. Y también mucho tiene que ver con la inmigración.  

Desde su primera llegada a nuestra zona, en 1860, los británicos tuvieron una activa participación en el desarrollo de Temperley como ciudad. Ingleses, escoceses, irlandeses y galeses, en distintas épocas, arribaron al distrito para trabajar en los campos y el ferrocarril. Y aunque todos se adaptaron rápidamente a la nueva sociedad, también quisieron mantener vivas sus tradiciones. Por eso levantaron colegios para educar a sus hijos, clubes para pasar el tiempo libre e iglesias para rezar.  

Un hombre llamado Andrew Green donó por aquellos años sus lotes en las actuales Almirante Brown y Cerrito para que se construyera el templo anglicano Holy Trinity (Santísima Trinidad), inaugurado en 1873. El templo, que sigue en pie, conserva aún el estilo rural típico de las iglesias británicas. A pocas cuadras de allí, en General Paz y Espora, corazón del barrio inglés, todavía está en pie la iglesia presbiteriana de Saint Andrews, lugar de encuentro para muchos escoceses. En ambos templos se ofician actualmente misas en castellano y en inglés, a las que suelen asistir entre 10 y 15 personas. 

En General Paz y Espora, corazón del barrio inglés, todavía está en pie la iglesia presbiteriana de Saint Andrews, lugar de encuentro para muchos escoceses. En ambos templos se ofician actualmente misas en castellano y en inglés, a las que suelen asistir entre 10 y 15 personas. 

Del lado Este de las vías la diversidad es aún mayor: en el triángulo de pocos metros que dibujan las calles Lucio Vicente López, Anchorena y Esmeralda hay un templo católico, uno nuevo apostólico y otro ortodoxo ruso. El mayor número de gente, por obvias razones, asiste los domingos a la iglesia católica Sagrado Corazón de Jesús, en L. V. López 755. Bastante más antigua y vinculada a los inmigrantes rusos y ucranianos que llegaron al partido escapando de la Segunda Guerra se encuentra la parroquia de la Santísima Virgen del Amparo de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio, un pintoresco templo ubicado en Anchorena 665.

El mismo fue levantado en 1949 y sobresale entre las casas bajas del barrio por sus dos cúpulas azules. Por supuesto, también proliferan los cada vez más populares ministerios cristianos evangélicos, con iglesias en todos los barrios. 

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