Paula Capalbo brilla en el fileteado porteño

crédito local. A la artista de la región le llegó este arte a través de su familia, luego amplió su formación y ofrece sus creaciones en las redes sociales. 

"Es un arte hermoso. Es un arte popular que no está en otra parte del mundo", asegura Paula Capalbo sobre el fileteado porteño, la técnica que fue declarada hace un lustro como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). 

Nacida en Lomas de Zamora, actual vecina de Remedios de Escalada y recibida en la Universidad de Buenos Aires en Diseño Industrial, a esta artista de 32 años el fileteado le llegó a través de su familia. 

"Siempre supe que existía el fileteado, mi mamá me hablaba de eso. Mi abuelo era chofer de la Línea 33 y siempre me hablaban del arte de los colectivos. De más grande conocí más en el libro 'El Filete Porteño', de Esther Barugel y Nicolás Rubio", le cuenta a La Unión. 

Ante la necesidad de ampliar su "marco teórico" sobre esta técnica, comenzó su formación. "Hace dos años comencé a estudiar en la Asociación de Fileteadores, en San Telmo, y desde la pandemia estoy un poco más autodidacta", apunta. 

El fileteado es una técnica pictórica que se desarrolló en Buenos Aires entre fines del Siglo XIX y principios del XX con la oleada inmigratoria. Se empezó a usar en los carros que trasportaban mercadería que se veían principalmente en la zona del puerto y cerca de los mercados de la Ciudad.

Luego, cuando los colectivos dejaron de ser vehículos pequeños y pasaron a tener el tamaño de camiones adaptados para trasportar pasajeros, el fileteado se extendió a este soporte. Esta costumbre se interrumpió en 1975, cuando una ordenanza lo prohibió argumentando que sus colores impedían diferenciar las líneas y sus respectivos recorridos.

"Nace en el carro y luego sigue con los camiones y los colectivos, hasta que se prohíbe en 1975 y comienza a buscar nuevos soportes. A mí me gusta aplicarlo a nuevos soportes, como los objetos, la carcelería y las vidrieras", explica.  

En su perfil en las redes sociales se pueden apreciar sus creaciones, que incluyen el fileteado de mates, retratos, cajas de herramientas y otros objetos. 

"Cada pieza es única. Un señor me encargo que felitee su bicicleta. Es una bicicleta vieja que había restaurado y con la que llevaba a su hija al colegio. Me encargó que trabaje con un objeto de gran valor sentimental para él", acota. 

Paula aplica técnicas digitales en su trabajo como Diseñadora Industrial y tiene su lado "analógico" en el fileteo, que es una técnica absolutamente manual y que pierde su esencia al producirse en serie. 

La Asociación de Fileteadores fue creada en 2012, entre sus iniciativas figura el Encuentro Anual de Fileteadores, cuya décima edición se realizará en septiembre en formato virtual y Paula sumará sus creaciones a este evento. 

Lejos de quedar en el recuerdo, el fileteo porteño goza de buena salud y se resinificó con el aporte de las nuevas generaciones y de la mujeres, que inicialmente estaban al margen de este arte. 

"Hay un boom del fileteo. Hay mucha gente joven y ahora hay más mujeres que hombres. En un principio no había mujeres en el fileteado", cierra. 

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