Chupate esta mandarina

mundos personales. Un reconocimiento a este cítrico con mala presa y con escaso glamour. 

La mandarina es una fruta subvalorada, de injusta escasa consideración y hasta denigrada por algunos. Es probable que estos últimos sean presa fácil del canto de sirenas que ofrecen los glamurosos frutos rojos, tan en boga en estos tiempos, del sinfín de propiedades que aporta la ingesta diaria de un pinchudo kiwi y del potasio de la banana, buscado con premura por los deportistas de elite o por los que no aguantan ni un par de cuadras al trotecito.

Además, una chica coqueta, que en pleno invierno ya piensa en su silueta para el verano, jamás optaría para su colación por una mandarina y prefiere caer una y otra vez en una insípida manzana, sólo para no ser víctima del bullying ejercido por sus abúlicos compañeros de oficina, que de frutas saben poco y nada.

La mirada ajena y los mandatos de una sociedad donde prevalece la imagen, pueden llegar a que los hombres y mujeres comedores de mandarinas pasen prácticamente a la clandestinidad y conformen herméticos clubes para poder ingerir a sus anchas unas sabrosas mandarinas, compradas a un verdulero de confianza que aseguró que las elegidas por el cliente son "bien dulces". Mientras que algunos que comen una mandarina tras otra, lo niegan sistemáticamente en público y sólo aseguran que las comían de chicos y sólo por imposición familiar.

La mandarina tiene sus buenas cualidades para la salud y hasta es accesible para cualquier bolsillo, sólo le falta algo de crédito y alguna movida mediática, nada más.

La escasa y mala prensa le juega en contra a la pobre mandarina y los productores de esta fruta tendían que dejarse de embromar y contratar (ya) a un buen y sagaz jefe de marketing para que ponga a esta noble fruta en lo más alto y generen que las grosellas están fueran de onda y que los winners y las modelos top le entran a las mandarinas.

Porque todos sabemos que con un buen puñado de dólares y sabiendo en que puertas hay que llamar se pueden mover influencias en Hollywood y conseguir que hasta el pintón de Brad Pitt se coma una mandarina en una escena de una comedia rosa y luego escupa, sin disimulo, las semillas en un huequito hecho en alguna de sus manos, para luego fundirse en un beso con la chica de la película, con aliento a mandarina y todo.

La mandarina tiene sus buenas cualidades para la salud y hasta es accesible para cualquier bolsillo, sólo le falta algo de crédito y alguna movida mediática, nada más.

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