Solidaridad y hermandad mundial: quiénes son y qué hacen los Villanos Barbudos

Buenas acciones. Darío Fabián Roma es vecino de Lomas y miembro de Bearded Villains Argentina. Le contó a La Unión cómo llegó al club, qué necesitó para ingresar y los valores que pregonan.

Darío Fabián Roma es vecino de Lomas y miembro de Bearded Villains (Villanos Barbudos), lo que él define como una hermandad, una comunión que se generó con el objetivo de erradicar ciertos prejuicios en torno a la imagen de las personas con barbas, tatuajes y piercings y, además, para llevar adelante acciones solidarias. 

"Para entrar al club tenés que tener cinco centímetros de barba, pero también compartir los mismo valores: el respeto, la lealtad, la familia y la caridad", arranca contando Darío, en diálogo con La Unión, acerca de los requisitos para poder ingresar al Club de Barbas. 

"Estás a prueba durante tres meses. Presentan fotos y votan para determinar si finalmente ingresás al club", agrega Darío, que se formó en Nuestra Señora del Carmen y en la Universidad de Lanús, donde estudió la licenciatura en audiovisión, pero que pudo llegar a técnico en grabación y sonido, dado que tuvo que dejar los estudios para poder trabajar de albañil, junto a su padre. 

"Para entrar al club tenés que tener cinco centímetros de barba, pero también compartir los mismo valores: el respeto, la lealtad, la familia y la caridad".

El Club de Barbas se creó en 2014, en Los Angeles, por iniciativa de quien es el presidente, Von Knox. En 2015 tomó la capitanía argentina Mauro Ponti. En ese momento eran cinco miembros. Hoy ya son 100 y 20 que aguardan pasar la prueba de ingreso. "Se creó para desmitificar esa imagen negativa que hay sobre las personas con barbas o tatuajes", explica. 

Sobre las acciones solidarias que lleva adelante la agrupación, cuenta: "En el 2020, en un año muy particular, al principio mucho no pudimos hacer, por el tema de los permisos. Pero cuando pudimos salir, siempre con los cuidados, tratamos de acercarle un plato de comida a la gente en situación de calle. Todo sale de nuestro bolsillo o de donaciones de la gente. Eso lo llevamos a comedores, escuelas o a la gente que no tiene donde dormir o qué comer". 

"En Lomas hicimos una recorrida. Somos tres. Fuimos al Hospital Gandulfo, a la estación, a la Plaza Grigera. Hicimos recorrida para ver cuánta gente había en la estación de Temperley y Banfield. La respuesta fue buena. Al principio se quedan sorprendidos por nuestra imagen. La gente tiene prejuicios por las barbas largas, los anillos, los tatuajes. Pero contamos lo que hacemos y la gente se termina prendiendo", añade. 

Darío, hincha de Independiente y simpatizante de Banfield, cuanta que el padre también solía usar barba y se ríe al decir que "en ese tiempo no existían los clubes de barbas". Asimismo, expresa: "Mi papá está contento, porque me ve contento a mí. Porque, más allá de la acción solidaria, esto es una hermandad, es algo mundial".