La Unión | DEPORTES

La historia de Luis Zubeldía: una vida marcada por Lanús

El mejor alumno. El entrenador tiene arraigado al Granate a su piel. Fue su único club como futbolista, allí fue ladero de Ramón Cabrero hasta que se largó sólo en 2008 y hoy, doce años después, va por la gloria máxima.

Zubeldía y su gran oportunidad en Lanús

Crédito: Prensa Lanús

Zubeldía, y su gran oportunidad en Lanús.

La historia de Luis Zubeldía está marcada por el sacrificio, por no bajar brazos y por reconvertirse en un medio, el futbolero, que tanto ama. Lanús, que fue su segunda casa, lo ayudó en ese camino, tanto en su corta etapa como futbolista como en su formación como entrenador, y siempre le tendió una mano. Lo transformó en el discípulo, el mejor alumno, de Ramón Cabrero y hoy, 13 años después de aquel título en el Apertura 2007, tiene la posibilidad de gritar campeón con el club que más quiere en el duelo ante Defensa y Justicia por la final de la Copa Sudamericana.

Zubeldía llegó de La Pampa, su provincia natal, cuando transitaba la adolescencia en busca de su sueño: ser futbolista profesional. Y rápidamente llamó la atención de los entrenadores, con un gran futuro por delante. Defendió los colores de la Selección Argentina en el Mundial sub-17 de 1997 y el Mundial sub-20 de 1999, pero no pudo jugar el Mundial sub-20 de 2001 por una lesión en la rodilla, motivo por el que fue desafectado a pocos días del inicio del campeonato jugado en Argentina.

En ese momento arrancaron los problemas de las lesiones, justamente en la rodilla, y en 2004, cuando tenía 23 años, recibió la peor noticia: no podía ser jugando profesionalmente como futbolista.  Una osteocondritis disecante de la rodilla truncó su carrera y lo obligó a reconvertirse, luego de 57 partidos con la camiseta del Granate y de convertir cuatro goles en el primer equipo.

A partir de ahí, Zubeldía inició un nuevo camino, siempre en Lanús, que le dio trabajo como entrenador de Inferiores y lo acompañó en ese duro momento. En el Polideportivo de Guidi y Cabrero, empezó a dar sus primeros pasos y cuando Ramón Cabrero, un prócer en el club, tomó las riendas del primer equipo lo llevó a formar parte de su cuerpo técnico. Con él, justamente, aprobó la última materia que le quedaba y después, cuando Ramón dejó su cargo, se lanzó a transitar su camino propio como entrenador en junio de 2008.

Ese primer paso, como todos los que dio a lo largo de su carrera, fue en el Granate, en su segunda casa. Y a pesar de 27 años, lo que lo transformó en el DT más joven en la historia de Primera División, se ganó el respeto de todos y sus números fueron muy buenos: terminó cuarto en el Torneo Apertura 2008, tercero en el Clausura 2009 y cerró la temporada como el equipo que más puntos sumó con 75 unidades. También lo clasificó a la Copa Libertadores. Sin embargo, en noviembre de 2010, cerró su primera etapa en el Sur.

Luego, con la experiencia adquirida en Lanús, empezó a transitar su camino por diferentes instituciones: Barcelona de Ecuador, Racing, Liga de Quito, Santos Laguna, Independiente Medellín, Alavés de España y Cerro Porteño.

En 2018, ocho años después de que haber finalizado su primer ciclo, regresó a Lanús, a su segunda casa, y se embarcó en un nuevo proyecto, con objetivos claros por delante: llevar al Granate nuevamente a los primeros planos y potenciar a los chicos de las Inferiores. Y lo logró. Rápidamente enderezó el barco tras un mal paso de Ezequiel Carboni, lo hizo sumar muchos puntos y alejó de la zona roja del descenso, y dos años más tarde lo llevó a la final de la Copa Sudamericana, donde -como no podía ser de otra manera- buscará su primer título internacional como entrenador.      

Temas Relacionados