Lomas: Rosa se jubiló y se despidió de la Escuela Nº72

TRABAJÓ EN VARIOS COLEGIOS DE LA ZONA.

La docente se jubiló y sus compañeras le armaron un desayuno al que también asistió su familia. “Voy a extrañar todo de la docencia”, dice. Ahora es tiempo de descansar y colaborar con un emprendimiento familiar.

Después de 25 años de actividad, con una constante vocación de servicio y atención hacia los alumnos de Lomas, Rosa Rinesi (67) dijo adiós, se jubiló. En la Escuela Primaria N°72 de Turdera, donde trabaja desde 2005, le hicieron una despedida emocionante junto a su familia y las docentes. Un desayuno, un ramo de rosas y una bandera gigante fueron parte de la celebración.

Desde muy chica Rosa ya pensaba en ser maestra y persiguió sus sueños a pesar de todo: su padre no quería que se dedique a la docencia, pero lo desobedeció para forjar su propio camino. Estudió en un colegio de monjas, donde hizo la secundaria y comenzó su preparación como docente. Dándole prioridad a la crianza de sus 5 hijos, ejerció su rol como maestra a los 42 años: “Mi primer trabajo fue en la escuela N°74 de Llavallol. Recibí el telegrama de convocatoria y allí estuve 2 años al frente de 7º grado, donde todos terminamos llorando porque los chicos egresaban”.

Entre sus virtudes, destaca “la paciencia, el amor y el compromiso con las escuelas”. “Tenía un excelente vínculo con los chicos. Me considero una docente anticuada, de la vieja escuela, con otra manera de llegar a los nenes. Hoy hay muchas más facilidades para que los alumnos puedan aprender, nosotros hacíamos lo que podíamos con los libros”, dijo.

Rosa tuvo tiempo para contar algunas vivencias que la marcaron como profesional, como aquella alumna de 1º grado con Síndrome de Down que al final del año leía a la par de sus compañeros.

El reconocimiento de sus pares es inmediato. Natalia González, maestra de 6º grado de la escuela, le agradeció a Rosa por el apoyo y la ayuda que le brindó al ingresar al establecimiento: “Hace 10 años que trabajamos juntas y fue una de las primeras en darme la bienvenida. Me adaptó al grupo desde el principio y siempre fuimos más que compañeras, es una amiga y como una mamá para mí”. Se sumó a estos halagos  Gabriela Granzella, directora del lugar: “Rosa no se dio cuenta de lo importante que fue durante todo este tiempo y el trabajo que llevó a cabo”.

Durante estos últimos días tuvo “sentimientos encontrados”. “Esperé mucho la jubilación. Les agradezco a todos, en especial a mi familia. Mi marido, Felipe, me apoyó incondicionalmente. Me bancaron y me hicieron el aguante, que no es poca cosa”, afirmó Rinesi.

Ahora será tiempo de descansar y de ocuparse del negocio familiar: “Voy a extrañar todo de la docencia, no dejaría nunca la profesión. En gran parte de mi vida trabajé doble turno y hasta a veces también a la noche

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