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Después de 22 años, cerró sus puertas el Teatro El Refugio de Banfield

EN MEDIO DE LA CRISIS POR LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS. A partir de la nula posibilidad de generar ingresos desde marzo pasado, los responsables de la sala se vieron obligados a llegar a esta decisión.

La persiana bajó como baja un telón, pero en este caso no hubo aplausos, sino tristeza. Después de 22 años, el Teatro El Refugio de Banfield se vio obligado a cerrar. La crisis que profundizó la pandemia del Coronavirus y la falta de ayuda a tiempo del Estado empujaron a sus dueños a anunciar un hasta luego, que por ahora no saben si será un hasta mañana.

La foto del cartel rojo con letras blancas que dice "dueño alquila" colgado sobre el frente de la sala de Maipú 540 significó una puñalada al corazón de la cultura. Los vecinos, músicos y artistas que se enteraron de la noticia por redes sociales dejaron entrever su dolor y volcaron miles de mensajes de todo tipo en el posteo en el que se oficializó la noticia.

Daniel Bastias, director de la sala, explicó a La Unión que durante estos cinco meses intentaron todo lo que estaba a su alcance para no tener que ver ese cartel delante de la persiana. "Pero el propietario del local quiere cobrar el alquiler y la sala desde el 14 de marzo no genera ingresos para pagar. Entonces entramos en un callejón sin salida", ilustró.

"El dueño nos habló bien, es amigo. Nos dijo: 'Mirá, no me deben nada. Pongo el cartel de alquiler y tienen 15 días para desarmar'. Hasta nos bajó el alquiler un 50% para ver si podíamos pagarlo y nos condonó $200 mil de deuda para que te des una idea. Eso es un montón para nosotros", reconoció en medio de días de mucha angustia.

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La encerrona en la que entró el Teatro, como tantos otros espacios de la zona Sur, se debe a la imposibilidad que tienen de generar ingresos. La última vez que abrió El Refugio fue como bar. Después llegó el anuncio de la cuarentena, la suspensión del recital de ANIMAL y la cancelación por tiempo indeterminado de las clases, los cursos y los talleres.

"La realidad que tenemos es complicada y si encima la ayuda del Estado queda en promesa o llega tarde o nunca llega, el resultado es que no van a quedar espacios culturales", sostuvo Bastias. La sala recibió en abril un subsidio del Instituto Nacional del Teatro, pero con la carga de costos que tiene, los fondos alcanzaron para cubrir los gastos de un mes.

"Nosotros queremos subsistir, pero no podemos, se nos hace imposible", insistió el director. "Si el Estado no se hace cargo, nosotros no podemos. Somos una red de 134 salas de la provincia de Buenos Aires que estamos intentando salir adelante, y pasa el tiempo y la ayuda no llega, y cada día que pasa nos enteramos que una sala cierra", aseguró.

Con el cierre del Refugio se perderán también diez puestos de trabajo directos de personas que trabajaban los fines de semana. Eso sin contar a los docentes, talleristas y artistas.

"El Refugio era un lugar de encuentro de tribus, como decía yo. Acá había obras de teatro con entradas a $700, como Teatro Ciego, y obras de teatro de artistas independientes que cobraban $100. Tenías recitales como el de La Missisippi y a "Diego del Tren". Y las dos cosas funcionaban, y había alumnos, clases, talleres, profesores", enumeró Bastias.

"Cada espacio que se cierre no se va a abrir nunca más y, por como está la cosa, creo que nadie invertiría en abrir otro espacio igual. Fijate lo que pasó con el (centro cultural) 'No Me Olvides'. Cerró y no va a volver a abrir otro 'No Me Olvides', al menos por ahora. La que pierde ahí es la cultura", apuntó.

Consultado sobre si en un futuro, cuando las condiciones cambien, El Refugio podría volver a abrir sus puertas en otro lugar, Bastias fue tajante. "Quizá podremos llegar abrir El Refugio, pero no va a ser como éste. Será otra cosa, no será esto. Será un teatro para 40 personas como máximo, en donde no no habrá grandes recitales sino acústicos", señaló.

"El único que nos puede salvar a nosotros es el Estado. Los vecinos ya hicieron todo lo que podían hacer. Hubo gente que me tocaba el timbre de mi casa y me decía te traje $150 para ayudar a que no cierren, a pesar de que no tenían trabajo. O nos compraban los bonos de descuentos que lanzamos y nos ayudaron a pagar todos los servicios", contó.

Pero insistió que "ahora es el momento que el Estado se haga cargo de la situación si es que banca las políticas culturales de los teatros independientes". "La situación de precariedad la tuvimos siempre, pasa que nosotros seguíamos igual, hacíamos 20 mil actividades paralelas para sostenernos, pero la pandemia dejó al todo al descubierto", resaltó.