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Se cumplen 127 años de la Revolución de Temperley, que contó con un ejército de 8 mil hombres

ANIVERSARIO. En 1893, la Unión Cívica Radical armó una revuelta en contra del Gobierno nacional: tomaron la estación, hubo disturbios y lograron llegar hasta La Plata, que era el objetivo, pero una decisión de Yrigoyen hizo que fracasara.

 

Se cumplen 127 años de un hecho histórico sucedido en Lomas, más precisamente en Temperley y en los alrededores de su estación: un acto revolucionario por parte de la Unión Cívica Radical, que llegó a formar un ejército de 8 mil hombres en la localidad, con el objetivo de protestar en contra del Gobierno nacional y que, cuando parecía consumada la victoria, un acto del propio Yrigoyen causó el fracaso de la revuelta. Un repaso por los acontecimientos que tuvieron lugar no sólo en Lomas, sino en varios puntos de zona Sur, con el valioso aporte de Liliana Ramírez, guía de turismo local.

El Palacio Sansinena, hoy conocido como la Escuela de Comercio Tomás Espora, es uno de los edificios que acapara la atención de los vecinos que caminan por las cercanías de la estación de Temperley. Esta construcción, según mitos y creencias, contaba en su interior con túneles y fue el escenario de una revolución llevada a cabo por las tropas de la Unión Cívica Radical, el 30 de julio de 1893, con el objetivo de protestar en contra de Luis Sáenz Peña.

Desde Buenos Aires llegaron a Lomas figuras como Marcelo T. de Alvear, Fernando Saguier y Felipe Senillosa, pertenecientes a la Unión Cívica Radical, fundada por Leandro Alem, y la Junta Revolucionaria, presidida por Juan Carlos Belgrano, hijo del sobrino del creador de la Bandera. La Unión Cívica Nacional, otra facción que era comanda por Bartolomé Mitre y que apoyaba al Gobierno de turno, dio aviso al teniente coronel lomense Héctor Córdova sobre lo que iba a suceder en Temperley, luego de pasar por Avellaneda y con el objetivo claro de marchar en La Plata.

Los disturbios comenzaron en la madrugada, en donde los revolucionarios atacaron la comisaría y luego tomaron la estación, punto estratégico para trasladar las tropas a La Plata. Luego de un intenso tiroteo, el conflicto dejó un saldo de cuatro muertos: tres vigilantes y un policía. La Unión Cívica Nacional se veía debilitada y no podía hacerles frente a los revolucionarios.

“Los revolucionarios cortaron las vías, formaban una especie de montículo de tierra para evitar la circulación de trenes y así protestar en contra del Gobierno que estaba en ese momento”, añadió Liliana Ramírez, guía de turismo y quien conoce sobre lo sucedido, ya que su abuelo formó parte de este grupo revolucionario.

LA FORMACIÓN DE UN EJÉRCITO. Al siguiente día, se comenzó a formar en Temperley el Ejército Revolucionario Radical, que ya contaba con una movilidad de tres locomotoras y 26 vagones. La mayoría de los integrantes eran civiles, por lo que se llevó a cabo un entrenamiento. “Ese Ejército Revolucionario, con el correr de los días, llegó a reclutar cerca de 8 mil hombres”, admitió quien supo escribir el libro “Paseo Turdera”.

Por su parte, los Cívicos Nacionales derrotaron a la Policía de Barracas, pero desistieron de marchar a Lomas y Temperley por la gran cantidad de Radicales que había en el lugar, por lo que deciden avanzar a La Plata por Quilmes, aunque fueron detenidos en Ringuelet, cerca de la capital del país.

Tras la renuncia del Gobernador de Buenos Aires, Julio Costa, Yrigoyen convocó en la Casa Municipal de Lomas a la Convención Radical. Allí le ofrecieron ser el próximo mandatario de la Provincia, pero rechazó la oferta y asumió Juan Carlos Belgrano.

El 8 de agosto, Sáenz Peña no opuso resistencia y aceptó esta decisión para Buenos Aires, acto que le puso punto final al conflicto, por lo que el Ejército Revolucionario abandonó Temperley para dirigirse a La Plata y luego se disolvió.

FRACASO. De todas formas, la Revolución no logra asentarse por una decisión (inconsciente) de Yrigoyen: dejó en libertad a Carlos Pellegrini, quien había estado prisionero durante la revuelta, quien en conjunto con un Congreso oficialista promulgan la Ley de Intervención Federal a la Provincia, lo que desplaza al Gobierno Revolucionario de su cargo.

Pero nada quita de foco la importancia de los sucesos y el imponente número de 8 mil hombres que logró albergar la localidad durante varios días, contados en el libro “Temperley, su historia y su gente”, de Jorge Gualco y Alberto de Paula. Un hecho que aún trae recuerdos al presente, con el edificio del antiguo Palacio Sansinena y una calle que lleva su nombre: “Revolución de Temperley

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