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Con los ojos puestos en el Carnaval de Gualeguaychú

la tradicional fiesta atrajo a 176 mil visitantes . Compiten tres comparsas que se preparan durante todo el año y llevan al corsódromo mensajes que tienen que ver con la alegría, la unión y el ego.

Si bien durante este fin de semana largo por los feriados de Carnaval, dos millones de turistas visitaron distintos puntos de Argentina, los ojos estuvieron puestos en la ciudad de Gualeguaychú, en Entre Ríos, donde más de 60 mil personas disfrutaron del despliegue (aún queda la jornada del próximo sábado) del Carnaval del país, con la fiesta a cielo abierto más grande a nivel nacional.

Tres comparsas, con 12 carrozas, más de 1.000 integrantes y 70 mil plumas forman el marco perfecto para convertirse en la mayor atracción que, además de ser una competencia, es una diversión familiar.

LAS PROTAGONISTAS. Las comparsas Ará Yevi (del Club Tiro Federal); O’ Bahía, (del Club de Pescadores) y Papelitos (del Club Juventud Unida) buscan ser la campeona de esta edición 2020 en el Corsódromo de esa ciudad.  La ganadora continúa y las otras descansan por un año. Mari Mari (Club Central Entrerriano) es la más premiada de todos los tiempos. Cada comparsa presenta cuatro carrozas: tres temáticas y una de músicos que ejecutan temas en vivo.

Las comparsas Ará Yevi (del Club Tiro Federal); O’ Bahía, (del Club de Pescadores) y Papelitos (del Club Juventud Unida) quieren ganar.

No es sencillo. Se preparan durante unos ocho meses y planifican sus vestuarios, peinados, maquillajes y sus carrozas, que tienen como prinicipal material el tergopol, que luego es tallado y se le van agregando otros materiales. El mensaje es siempre llevar “alegría a pesar de todo”. Por ejemplo, la comparsa del Club de Pescadores, para competir este año, eligió la temática de “Las aventuras de Don Carnal”, un personaje que con su carreta recorre el mundo llevando alegría, libertad y carnaval.

Papelitos fue más por el lado del medio ambiente: optó en esta edición por “Recreación”, la historia de un planeta devastado, pero al que Dios (la carroza tiene 10 metros de alto) da una nueva oportunidad a modo de dar una enseñanza.

La segunda carroza es un pez reconstruido con todo lo que se encontró en el fondo del mar y la tercera es un árbol que busca dejar uin mensaje de unión del cielo y la tierra.

Distinta fue la idea de la comparsa Ara Yeví que tuvo como temática el “ego”, reflejado a través de colores oscuros, contrastes y luces.

Lo cierto es que la tradicional fiesta y amplia propuesta atrajo 176 mil visitantes, generó un ingreso económico de $732 millones de pesos, con una ocupación hotelera promedio del 98%.

LOS INICIOS. ¿Cómo nació este emblema de febrero? Hace 40 años que esta ciudad organiza el festejo, pero su historia se remonta 180 años atrás, de la época de la Confederación Argentina, cuando por decreto provincial de 1840 se permitió “festejar con Carnaval” el aniversario de un convenio de paz con Francia.

Durante todo este tiempo, hubo distintos vaivenes políticos, económicos y sociales, pero este festejo cultural se mantuvo vivo gracias a la resistencia de los vecinos, los inmigrantes y los clubes de barrio.

LA CELEBRACIÓN PORTEÑA. En la Ciudad, los festejos se concentraron en la Avenida de Mayo, con el protagonismo de las murgas porteñas que se adueñaron de las calles con galeras, bombos y platillos.

Hubo en total 34 corsos y 111 murgas que apuntan a representar la identidad de sus barrios. Pasaron Los Enviciados por Saavedra, Soñadores de Villa Pueyrredón, Los Reyes del Movimiento de Saavedra y Los Viciosos de Almagro, los de más trayectoria, que fueron de Bolívar a Bernardo de Irigoyen) acompañadas por la colectividad boliviana.

Hubo actividades para los más chicos (malabarismo, burbujas gigantes, objetos lumínicos, comedia y música en vivo) y postas para vestirse, maquillarse, armar galeras personalizadas y aprender a bailar, para sentirse un murguero más. El cierre estuvo a cargo del grupo Ráf

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