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La importante labor de los perros rescatistas para salvar una vida

PEDRO MIRANDA, BOMBERO, CONTÓ SU EXPERIENCIA. El cuartel de Lanús Este y Acecc, una ONG especialista, trabajan con canes que son utilizados a contrarreloj en la búsqueda de personas desaparecidas o importantes siniestros.

La utilización de perros rescatistas por parte de las diferentes instituciones, en una búsqueda o siniestro, juegan un papel preponderante en la carrera contra el reloj por salvar una vida. El instinto, la ubicación y, sobre todo, los sentidos  desarrollados les permiten a los canes llegar a lugares donde el ser humano tardaría más de lo permitido o incluso que no pueda acceder.

Pedro Miranda es bombero de Lanús Este hace 18 años y da cuenta de ello: Umma es su perra rescatista, a la que conoció en Acecc Argentina (Asociación Civil Escuela Canina de Catástrofe), una ONG que se encarga de socorrer siniestros con perros y que fue fundada en 1995 tras el trágico atentado a la sede mutual AMIA. Allí es miembro hace 8 años, con el único fin de capacitarse y seguir ayudando a la comunidad desde el lado del voluntariado.

La perra de Pedro es una Ovejero Belga Malinois  de 8 años que se dedica especialmente al rescate de seres humanos que aún se encuentran con vida en derrumbes o  en grandes áreas de búsqueda, como bosques o pastizales.

“Cuando hay un pedido de ayuda, sea de cualquier institución, con Acecc colaboramos y ponemos a disponibilidad los perros. Somos alrededor de 20 personas y tenemos filiales en todo el país, en Brasil, Chile y Colombia”, indicó Miranda, para luego añadir: “Al estar en ambas ONG, cuando los bomberos solicitan a los canes para un operativo me avisan, actúo como intermediario”.

Pero la vocación de servicio y de ayuda desinteresada no la ejerce solo: su compañero del cuartel de Lanús Este, Nahuel Fraga, y su hijo Iván, quien es cadete de la misma institución, forman parte de la ONG rescatista. La perra que está a cargo de su hijo, a diferencia de Umma, se especializa en rastrear restos humanos de personas ya fallecidas.

“La búsqueda comprende a un montón de cuestiones, desde un rastro con la técnica del mantrailing, es decir con un olor específico en una prenda del desaparecido, hasta trabajar en zonas abiertas o en un derrumbe con escombros, tanto para sobrevivientes como para fallecidos”, aseguró el hombre de 48 años sobre la labor realizada, la cual le parece gratificante.

Los perros tienen certificaciones y adiestramientos tanto a nivel nacional como internacional, en donde se prueba la aptitud del can para la actividad y si puede salir a la calle para socorrer. “El perro debe contar con mucha obediencia y direccionamiento. A los 60 días de vida ya comienzan con las pruebas de sociabilización, las búsquedas y las detecciones de olor. En aproximadamente 15 meses están preparados para trabajar”, contó Pedro.

Miranda aseguró que no hay una raza predeterminada para este tipo de tareas y que todas pueden llegar a ser rescatistas, aunque la cualidad genética del perro, como por ejemplo el tamaño, son un detalle a tener en cuenta.

EXPERIENCIAS. “En zona Sur trabajamos en la desaparición de una chica en Bernal, pero una de las vivencias más grandes fue en un terremoto en México, donde estuvimos por aproximadamente 12 días. Fue una tarea gratificante pero muy dura porque atravesás situaciones muy reales. Te topas con cosas lindas y otras feas, tristes”, detalló Pedro al poner en la balanza los pro y los contra del voluntariado.

PEDIDO. “Cuando hay una catástrofe, tienen que actuar los perros porque van al lugar exacto y marcan dónde se debe posicionar el grupo de rescate para comenzar con la labor. Se ahorra mucho tiempo, es sumamente importante la presencia de canes y hay que darles la importancia que se merecen”, señaló el hombre. “El perro es un compañero fiel y nunca te va a fallar. Trabajar lleva tiempo y dedicación: Un día de práctica dura 12 horas, un examen son 3 o 4 días y un operativo tiene duración indefinida”, finalizó Mira

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