Chet Baker y su mito

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Hace 30 años, en la madrugada del viernes 13 de mayo de 1988, la Policía de Amsterdam retiró el cadáver de un hombre de mediana edad de la vereda, justo delante de un hotel cercano a la Estación Central.

Este hallazgo se produjo en las cercanías de la calle Zeedijk, un lugar frecuente para el consumo de drogas en la capital holandesa. Por este motivo, los uniformados supusieron que ese hombre que acababa de morir era un desconocido más.

Convencidos de esto, dejaron ese cuerpo anónimo en el depósito de cadáveres. En la jornada siguiente, Peter Huijts, mánager holandés del trompetista, cantante y actor estadounidense Chet Baker, conocido en su momento como “la gran esperanza blanca del jazz”, identificó el cadáver.

La muerte del músico se atribuyó entonces a un suicidio o a un accidente causado por el consumo de drogas. De todos modos, también comenzó a correr la versión de lo que hubieran arrojado de la habitación ubicada en el tercer piso del hotel, donde estaba albergado.

Según investigaciones posteriores y por la información conseguida por los biógrafos del músico, la ventana no tenía la posibilidad de abrirse demasiado, lo que podría descartar el suicidio o el accidente. Incluso, el músico en las vísperas de su muerte había confesado a las personas de su entorno que estaba siendo perseguido. Este misterio en torno a los motivos de su muerte, nunca aclarados del todo, aumentó el mito de Chet Baker, que tenía 58 años cuando fue encontrado sin vida y que fue despedido por sólo 35 personas, en un funeral escasamente concurrido.

Como era de prever, el mito urbano tomó para la posteridad que este genial trompetista de jazz fue aventado por la ventana de su habitación por unos vendedores de drogas, a los que el músico les debía una importante suma de

dinero.

Este genial artista se volvió adicto a la heroína en los ‘50 y fue tras las rejas varias veces. Los problemas por su adicción empeoraron en los ‘60 y llegaron a conspirar contra su carrera como músico, eventual actor y galán cinematográfico, mientras que era expulsado con frecuencia de los países que visitaba.

En 1966 sufrió una tunda feroz en San Francisco relacionada con su consumo de drogas. Como consecuencia de la golpiza, su dentadura quedó arruinada y esto lo llevó a modificar su embocadura en la trompeta. A comienzos de los ‘70 sus actuaciones ya fueron poco frecuentes en los escenarios.

Había nacido como Chesney Henry Baker en 1929, hijo de una padre alcohólico y de una madre que se obsesionó en su pequeño retoño. Mostró su talento desde la niñez y rápidamente cambió el trombón por la trompeta para deleitar al público.

Fue uno de los grandes exponentes del estilo cool, un estilo de la “west coast jazz” de los ‘50 y se destacó como trompetista e incluso como cantante, dejando más de un centenar de discos grabados.

Además, la industria cinematográfica lo convocó para varios papeles por su aspecto de recio galán, una suerte de un rústico James D

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