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Lomas: miles de vecinos vivieron una fiesta junto a los Reyes Magos

Organizado por el círculo católico de obreros y el municipio. Después de pasar por Banfield, la caravana de Melchor, Gaspar y Baltasar arrancó en Meeks y Laprida para terminar en la Plaza Grigera, donde hubo una ceremonia religiosa, una suelta de globos y un show de fuegos artificiales de bajo impacto.

El pueblo lomense volvió a copar las calles para formar parte de la celebración más emblemática de la ciudad. La edición Nº88 del desfile de Reyes Magos, organizado por el Círculo Católico de Obreros y el Municipio, convocó a miles de familias que disfrutaron de una jornada a pura alegría.

La fiesta, que se lleva a cabo ininterrumpidamente desde 1931, mantiene su vigencia y sigue atrayendo a vecinos de todos los barrios y de otros distritos. En primer lugar, los Reyes pasaron por las calles de Banfield Este, con una caravana que se desplegó a lo largo de las calles del centro comercial de Maipú. Allí estuvo el intendente, Martín Insaurralde, quien se sacó fotos y recibió los saludos de la gente, para luego trasladarse hasta el centro comercial de Lomas Oeste.

Como todos los años, el evento central se desarrolló en el cruce de la avenida Meeks con la Peatonal Laprida. Desde las 19.30, las familias se encontraron con un grupo de artistas locales que demostraron todo su talento a través de números de malabarismo, zancos y acrobacias. Una de las novedades fueron los robots que lanzaron luces de colores y captaron la atención de los presentes.

La parte musical estuvo a cargo de El Ensamble Percusión y las trompetas, bombos, trombones y clarinetes de la Banda Municipal, que presentaron su repertorio de clásicos para entrar en calor y bajar la ansiedad de los más pequeños que se entretuvieron con la clásica guerra de espuma.

artistas locales desplegaron su talento en la previa y el ensamble percusión acompañó el desfile con música y baile.

A las 20.50, un auto anunciaba la inminente llegada de los Magos de Oriente mientras la gente se preparaba para vivir un momento único. Melchor, Gaspar y Baltasar estuvieron a bordo de tres camionetas y fueron secundados por sus pequeños ayudantes Los Pajes, eternos secretarios que se encargaron de recibir las cartitas con los pedidos de los más chicos y las donaciones de los vecinos que luego fueron repartidas en hogares y entidades.

La caravana llegó desde Gorriti para largar por Meeks y contó con el acompañamiento de funcionarios locales, integrantes de la Cámara de Comercio e Industria, directivos del Círculo Católico, Bomberos Voluntarios de Lomas, policías y personal de Defensa Civil, que trabajaron con mucha atención para controlar y garantizar el normal desarrollo del recorrido.

Subidos a los hombros de sus familiares, los chicos y chicas se acercaron para saludar a los Reyes y dejarles las cartas con los deseos. Con los ojos bien abiertos y expresiones de asombro y felicidad, los pequeños también fueron los protagonistas de la jornada.

La Caravana continúo por Meeks y luego dobló para tomar Boedo, donde muchos esperaban deseosos su momento de ver a los Reyes, tenerlos cerca, saludarlos, y avisarles que el agua y el pastito ya estaba listo en el arbolito.

El pulso siempre lo marcó El Ensamble Percusión, que acompañó el desfile con murga mientras la gente bailaba y aplaudía al compás de los sonidos. Muchos de los artistas y las vecinas (tanto madres como hijas) llevaron sus pañuelos verdes, por la legalización de aborto.

Como es habitual, la calle Boedo reunió a una importante número de familias y a ciudadanos que salieron al balcón de los edificios para tener un panorama completo de una fiesta que se estaba acercando a su punto cumbre.

La gran mayoría del públicó se ubicó detrás de las vallas de seguridad ubicadas sobre la avenida Yrigoyen. “Reyes, reyes, reyes”, cantaron un grupo de chicos que veían la caravana a pocos metros. Una vez que llegaron a la Plaza Grigera, Melchor, Gaspar y Baltasar se subieron a un escenario montado en la intersección con Sáenz, donde estaban las autoridades y referentes locales encabezados por Martín.

El Obispo de Lomas, Monseñor Jorge Lugones, le recordó a los presentes la importancia de los Reyes Magos, quienes recorriendo desiertos y montañas a bordo de sus camellos, eran los encargados de rendir homenaje y llevarle al Niño Jesús -que este año se llama Luciano- una serie de regalos simbólicos como el oro, el incienso y la mirra. Ese ritual se recreó en el escenario, donde hubo un pesebre viviente y les entregaron las ofrendas.

“Dios nos ha regalado esta hermosa noche de la familia. Hoy es la fiesta de todos los niños. Deseamos la unidad y la paz para la Argentina y agradecemos a todas las familias que vinieron a compartir esta gran ilusión. Pese a las dificultades que podemos vivir, que no son pocas, no perdemos la esperanza”, expresó Lugones, quien se encargó de dar las bendiciones y llevar adelante el rezo del Padre Nuestro.

el cierre fue con una suelta de globos y un imponente show de luces para proteger a los niños y mascotas que sufren los ruidos fuertes.

El cierre fue con una suelta de globos al cielo y un imponente show de luces que no superaron los 80 decibeles con el propósito de proteger a los más pequeños y también a las mascotas que sufren los ruidos fuertes. Los Reyes finalizaron el recorrido en la sede del Círculo Católico de Obreros. El festejo también contó con la presencia del presidente del Concejo Deliberante, Santiago Carasatorre; y el presidente de la Cámara de Comercio, Alberto Kahale.

Los Reyes también visitaron el Hogar Pereyra, el Hogar de Ancianos San Roque y las salas de niños, maternidad y la guardia del Hospital Gandulfo.

El desfile de 1931, en la tapa de La Unión

“Los niños pobres han experimentado ayer las mismas sensaciones y alegrías que otros hogares acomodados y pudientes”. Así empieza la crónica del 7 de enero de 1931, un día después del primer festejo de Reyes que organizó el Círculo Obrero de Lomas, en el que se repartieron alrededor de mil juguetes.

El reparto se realizó en la institución ubicada en aquel entonces en General Rodríguez. Allí se establecieron mesas con juguetes numerados, de forma tal que los nenes debían entregar el número y recibían así el juguete previamente asignado. La tarea del reparto estuvo a cargo del presidente de la entidad, Roig, quien comenzó con la tarea cerca de las 9 de la mañana. Ese mismo día, el Municipio también repartió alrededor de 1.500 juguetes, de los cuales 350 fueron donados por la Sociedad Aguas de Albertina.

Los nenes entraban al Palacio por Manuel Castro, se dirigían hacia el jardín interno y luego salían por Sáenz con sus regalos en las manos. Antes y después de las entregas, la Plaza Grigera se mantuvo llena de familias. Era la primera vez que la Comuna hacía una actividad de este estilo y la jornada fue musicalizada por el cuerpo de Bomberos. “El juguete es indispensable para la niñez”, remarca luego este documento histórico en un tono de celebración.

Siempre hay una primera vez

No fue un día más para Bianca, Zoe, Matheo y Lauty. Por primera vez, su tía Maricel los llevó a ver a los Reyes Magos. Pocos después de las 19 se instalaron “súper ansiosos” en Meeks y Laprida para ver pasar a Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes tomaron ese camino para luego ir a la Plaza Grigera.

Zoe (6) pidió una muñeca Lol, Bianca (6) una lámpara de lava, Lauty (12) una pistola de agua y Matheo, con apenas 2 años, dejó la puerta abierta para que los Reyes Magos traigan una sorpresa.

“Además de ver a los Reyes, hubo shows que hicieron que la espera se pase más rápido”, comentó Zoe y Bianca agregó: “Lo más importante es poner el pasto y el agua para los camellos al lado del arbolito o en la puerta de la casa para que los camellos puedan seguir su camino

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