Federico Guerra y su recuerdo de Maradona en la nueva biblioteca de Fiorito

HOMENAJE Durante la inauguración de la Biblioteca Popular "Diego Armando Maradona", Guerra leyó un texto donde relata cómo vivió el gol del astro a los ingleses.

En el marco de los festejos por el periodista e historiador lomense Federico Guerra estuvo presente en la inauguración de la Biblioteca Popular "Diego Armando Maradona", que se encuentra ubicada en el Centro Cultural Fiorito, donde tuvo la posibilidad de leer un texto de su autoría que creó el día en el que "Pelusa" pasó a la inmortalidad. La actividad se desarrolló en el marco de los festejos por el cumpleaños 65 del exfutbolista y entrenador, en donde el Municipio de Lomas organizó actividades deportivas y culturales.

Cada 30 de octubre es especial ya que, en esta fecha (y más desde el 2020), se recuerda el nacimiento de Diego Maradona. Ayer, Fiorito se llenó de nostalgia y emoción al recordar a "Pelusa" con una serie de actividades que homenajearon al ídolo que cautivó los corazones de los argentinos gracias a su talento con la pelota.

Ayer, Fiorito se llenó de nostalgia y emoción al recordar a "Pelusa" con una serie de actividades que homenajearon al ídolo que cautivó los corazones de los argentinos gracias a su talento con la pelota.

Una de esas actividades fue la apertura oficial de una biblioteca ubicada en el Centro Cultural Fiorito (Recondo al 1400), la cual lleva como nombre "Diego Armando Maradona". Allí, el vecino Federico Guerra compartió con los presentes unas emotivas palabras, inmediatamente, leyó un pequeño texto en el cual detalla, desde la conmoción y la memoria íntima, el momento de su infancia en el que vio (junto a su familia, en una casa de Turdera) el famoso gol a los ingleses en el Mundial de México 1986.

"Esta biblioteca es un espacio en donde se van a brindar, como ya se viene haciendo desde hace un tiempo, talleres literarios, espacios de lectura y actividades pensadas para estudiantes a modo de contención cultural", admitió Federico, que fue convocado a participar por parte de Cultura Lomas por ser uno de los integrantes del equipo que está a cargo de los talleres literarios en el distrito (Guerra se encarga de uno de los espacios culturales que está a disposición en Turdera, más precisamente en la Sociedad de Fomento Oro Oeste).

Para finalizar, Federico expuso sus sensaciones tras haber sido parte de las celebraciones que homenajearon a Maradona: "Inaugurar una biblioteca que lleve el nombre de Diego, en su tierra natal, es celebrar su legado más allá del fútbol. Él representa la inspiración, la rebeldía y el sueño de los que vienen de abajo, por lo que participar fue profundamente emocionante".

Inaugurar una biblioteca que lleve el nombre de Diego, en su tierra natal, es celebrar su legado más allá del fútbol. Él representa la inspiración, la rebeldía y el sueño de los que vienen de abajo, por lo que participar fue profundamente emocionante

El texto escrito por Federico Guerra, en honor a Diego Maradona

No habrá ninguno igual, no habrá ninguno (*)

La silla de cuerina lustrada de la cocina se fue corriendo a la velocidad que Diego dejaba en el camino a una pila de ingleses en la televisión del living de la casa de Turdera. Hasta que una explosión de mi tío Juan Carlos llenó de GOL para siempre ese recuerdo de mis 7 años. 

Solo tengo ese instante de aquel partido. Y Víctor Hugo gritando en la radio. Y yo veía todo eso desde un costado de la mesa. Eso es Maradona para mí. Por esas vueltas de la memoria cada vez que el 10 aparecía esa era la foto que me llegaba. ¿Cómo puede ser posible que aquel "barrilete cósmico" sea hoy noticia porque murió? No. Está ahí para siempre. En mi película para siempre y en la de cada uno… 

Escribo estas líneas de un tirón sin mirar las noticias, sin leer nada, sin ponerme a hacer historia con fechas. Hace muy poquito tipié un artículo donde contaba la única vez que el "inventor de la pelota" (dice siempre Alejandro Apo) pisó el Alfredo Martín Beranger, el estadio del Club Atlético Temperley, con su Argentinos Juniors enfrentando al Gasolero allá en sus inicios como futbolista profesional.

Voy lento en el teclado, voy capeando gotas y sin creer que debo usar el pasado. Nada alcanza para abrazarnos el cuerpo a los que sentimos el futbol: los que miramos el ascenso y aquellos que saben todo de las ligas europeas. Creo que la pelota debería dejar de ser redonda porque ya nadie sabrá manejarla… El corazón manda y ordena estas letras desordenadas que son mi refugio junto a un café cargado. 

Todos tenemos un pedazo de Maradona en algún lugar de nuestras alegrías de fútbol total… Y ahora la soledad que nos visita nos aferra como una sombra en una noche con apenas luna contra un paredón de cualquier cancha de futbol. 

Nada alcanza. Esta carilla humildísima no es más que mi propia emoción a flor de hoja y palabras. Todos tendrán algo para decir, una anécdota que contar, una historia que resaltar. Yo no. Nunca tuve nada cercano a Diego. Y como habitante de este mundo me sentí tan a su lado como tantos. 

Él jamás supo que de chico chico me levantaba a mirar vía satélite por Canal 9 los partidos del Nápoli, que nunca me sumé a tanto bla bla bla sobre su persona, que siempre ponderé su juego, que me sentí orgulloso de aquella tarde en el living de casa sentado en la silla de cuerina viendo sus pinceladas.     

No tengo consuelo. Tengo mucha agua en los ojos, tengo tristeza de hincha y de periodista, tengo un espacio para expresarlo, tengo un tatuaje en el alma que nunca se va a borrar con una única frase, que como mantra repetiré al infinito: "Gracias Diego". Ya subió a los cielos… ya estará sentado Dios con él, todopoderoso de todos los tiempos de la pelota…  

(*) Crónica escrita la tarde que Diego pasó a ser eterno.

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