anecdotario Según cuentan, se lo podía ver desplegando increíbles destrezas de baile frente a las disquerías de Lomas de Zamora, Lanús y Quilmes. La calle, su escenario.
"El Travolta de Laprida" lo llamaban. Era uno de los ídolos barriales, personajes anónimos, pintorescos y conmovedores. Aquellos que no llegaron a salir en los medios de comunicación pero que conquistaron el cariño de los vecinos. Se llamaba Carlitos y fue un distinguido bailarín urbano, un artista callejero, que todos conocían en Lomas de Zamora, Lanús, Quilmes y más allá, por los años '80/90.
Corrían los 80 y el film "Fiebre de sábado por la noche" estaba en boca de todos. La película había logrado captar el interés de una generación. La calle Laprida no era peatonal en esos días, pero sí un sitio popular, donde confluían vecinos de toda la región por su gran oferta comercial.
"Yo no compraba ahí, prefería las calles aledañas donde podíamos encontrar prendas importadas, Fruit of de Lom, Pinguin, chombas Jimmy Connors y las históricas Sun Surf", empieza a contar Fabian Signato, vecino de Lomas de Zamora que conoció al gran Carlitos.
"Pero ir por Laprida era interesante. En esa calle se daba cita toda clase de fauna, gente que pedía monedas era común de ver. Lo que no era común era la perfomance de este personaje", añade y lo describe: "Totalmente desbordado hacía unos increíbles pasos de baile en la puerta de las disquerías de la zona".
Las disquerías en las últimas décadas del siglo XX eran espacios de fuerte significado sociocultural: la masividad lograda por la industria del casette y del CD luego, sumado a la efervescencia post dictadura argentina (en los 80) y la globalización fecunda (en los 90), armaban un caldo de cultivo ideal para la cultura pop y rock. "La música de esos hit de "Fiebre del sábado por la noche" eran fácilmente escuchables cada dos pasos", retrata Fabián, que es asesor cultural e impulsor de turismo rural a través de su canal de Youtube Fabián S. Explora.
Carlitos lucía su baile a cambio de monedas pero sin recurrir en el escenario: lunes y martes estaba en Lomas, miércoles y jueves en Lanus, y viernes y sábado en Quilmes. Domingo descansaba. "Así no canso a la gente", sostenía.
"El sujeto en cuestión daba su número artístico sin ningún tipo de vergüenza hasta que los dueños le sacaban la música. La cara de decepción no era solo del bailarín, sino también de la gente que lo acompañaba con la mirada. Y entonces el seguía su camino, buscando más música, no sin antes pedirte una colaboración", completa.
"'¿Hermanito, tenés una moneda'?, decía. En cierta ocasión nos pusimos a hablar, pero ya no era el Travolta de Laprida, ahora era Carlitos, un ex enfermo mental con papeles que lo demostraban y que según él le permitía no ser molestado por la Policía".
Carlitos lucía su baile a cambio de monedas pero sin recurrir en el escenario: lunes y martes estaba en Lomas, miércoles y jueves en Lanus, y viernes y sábado en Quilmes. Domingo descansaba. "Así no canso a la gente", sostenía.
Carlitos murió hace unos cuantos años de VIH. Sin cobertura médica, viviendo apenas con lo que juntaba y luego de cuidar a su madre.