Una jornada especial En la previa hubo música, baile y mucho color en las calles. Y en la cancha, con uno menos, el equipo mostró determinación y no fue superado por Colegiales.
La final por el ascenso a la Primera Nacional despertó la ilusión de todo un barrio y las calles de Lomas de Zamora se tiñeron de rojo y blanco este sábado, dándole forma a una verdadera fiesta con música, baile, choriziadas que se repetían en diferentes esquinas, también con stands de glitter y shows de malabares para esperar lo que fue el partido de ida entre Los Andes y Colegiales, que terminó en empate sin goles.
Esta fiesta que se armó por las inmediaciones del estadio Eduardo Gallardón, plagada de hinchas de todas las edades y en su mayorías vestidos de "milrayitas", se ratificó cuando el equipo saltó al campo de juego: fuegos artificiales, globos de cancha, tiras rojas y blancas que le dieron el color justo a la salida del equipo bajo una nube roja y blanca por las bengalas de humo que se lanzaron desde diferentes sectores.
Y todo eso el equipo lo devolvió con entrega y sacrificio. En la cancha, el elenco de Leonardo Lemos estuvo a la altura, lo jugó con determinación y logró sortear de buena manera el jugador de menos que tuvo durante todo el segundo tiempo por la expulsión de Facundo Villarreal a los 30 segundos del complemento, supliendo con sacrificio y redoblando esfuerzos para que el hombre menos no se note.
En el primer tiempo, y entonado por lo que fue el recibimiento, Los Andes se impuso en el medio, tomó el protagonismo después de unos minutos de análisis y consiguió lastimar por la banda derecha, aunque el gol se le negó a Manuel Brondo en un momento clave y después no logró abrir el marcador ante un rival que esperó muy cerca de su arco.
En el complemento, después del golpe que significó la roja de Villarreal porque eso les privó hacer lo que habían diseñado en el entretiempo, el Milrayitas tuvo momentos de zozobra, pero se recuperó y no le dio chances a un Colegiales que, a pesar de la ventaja, no inquietó demasiado a un seguro Sebastián López.
Empujado desde afuera, el equipo fue por la heroica y tuvo algunas aproximaciones a puro corazón, especialmente de Brondo que, después de la roja del Chaquito y la salida de Matías González, quedó muy solo para lastimar a la defensa del Tricolor de Munro. Así y todo, se la ingenió para tener una chance con un remate que se fue por encima del travesaño.
Los Andes, dentro y fuera de la cancha, demostró estar a la altura de lo que es una final. En la calle se notó que es el gran sueño de todo un barrio, en la cancha los jugadores lo jugaron como tal, lo demostraron cuando quedaron con 10 y la cancha le quedó muy larga. Y a esa ilusión se aferrarán para que en la revancha el equipo ratifique lo bueno que mostró en Lomas, también corrigiendo lo que se hizo mal, para que esta historia tenga un final feliz para la familia del Milrayitas.
En la cancha, Los Andes y Colegiales se estudiaron en el comienzo, después se respetaron mutuamente y dejaron en claro que será una definición muy peleada, con dos equipos parejos, que tienen virtudes y defectos. Por eso, a pesar del 0-0, la ilusión por las calles de Lomas sigue intacta.