mundos personales El gran ilustrador fallecía hace 30 años luego de una extensa carrera que había comenzado durante su juventud.
Cada 10 de noviembre se celebra el Día Nacional del Dibujante, en honor a Alberto Breccia, uno de los artistas más influyentes en América latina, que falleció ese mismo día de 1993, hace 30 años.
Se trata de una fecha establecida por la Asociación de Dibujantes Argentinos, para recordar al artista y celebrar a todas las personas que ejercen esta profesión.
Maestro, dibujante, ilustrador y artista, Alberto Breccia nació un 15 de abril de 1919 en Montevideo, Uruguay, aunque desarrolló toda su carrera en Argentina.
A los 3 años, su familia se mudó a Mataderos, donde una vez terminados sus estudios se desempeñó como obrero de la industria de la carne. "Cuando terminaba la jornada en el matadero iba a mi casa y dibujaba lo que podía. Con esos balbuceos empecé a buscar trabajo", contaba él mismo.
Arrancó su carrera como historietista a los 19 años en una revista de barrio llamada Acento. Sus primeras historietas fueron una tira cómica muda llamada Mr. Pickles.
Luego, colaboraría con ilustraciones e historietas en la revista Tit-bits para la editorial Láinez. Su trabajo empieza a ser reconocido a partir de Vito Nervio, que dibujó desde 1947 a 1959, sustituyendo al dibujante Augusto Cortinas.
Mientras que a fines de los '50 conoció al guionista Héctor G. Oesterheld, con el que realizaría algunas de sus obras más significativas. Su primera gran obra, de hecho fue Sherlock Time, creada con guión de Héctor Germán Oesterheld.
La evolución que se aprecia a partir de esta obra estaría motivada en parte por la bronca que le provocaran las palabras que una noche le dijera su colega Hugo Pratt: "Vos sos una puta barata, porque estás haciendo mierda pudiendo hacer algo mejor".
La adaptación de Los mitos de Cthulhu, de H. P. Lovecraft, que realizaron Alberto Breccia y Norberto Buscaglia, publicada por primera vez en 1974, está considerada como una de las grandes obras maestras de la historieta argentina.
Aunque siempre estuvo atraído por las historias de terror, y muchas de sus obras son adaptaciones de relatos de Edgar Allan Poe, Lovecraft, Ernesto Sábato o Bram Stoker; Breccia también desarrolló obras con un intenso contenido social y político en las que denuncia las dictaduras argentinas.
Breccia colaboró con grandes guionistas de su época, sobre todo con Oesterheld, con quien publicó El Eternauta.
Los otros dos guionistas imprescindibles de su carrera son Carlos Trillo y Juan Sasturain, quienes, en años posteriores, aportaron presupuestos más modernos a nivel narrativo. También con Norberto Buscaglia y Leonardo Wadel, para el que dibujó en sus inicios al popularísimo detective Vito Nervio durante casi 15 años.