FALLO JUDICIAL Un jurado popular la había sentenciado a 11 años y seis meses de prisión. El Tribunal de Casación Penal anuló ese veredicto y resolvió hacer un juicio nuevo.
El Tribunal de Casación Penal bonaerense anuló la condena a una mujer que había matado a su marido en el barrio Villa Rita de Lomas de Zamora. Será sometida a un nuevo juicio.
El crimen ocurrió en febrero de 2019. Gilda Acosta Duarte se enteró que su esposo, Richard Sánchez Escobar, había abusado sexualmente de sus dos hijos. Ella esperó que él se durmiera, tomó una pesa de 10 kilos, le dio varios golpes en la cabeza hasta dejarlo inconsciente y lo estranguló con un cable. Finalmente, lo ocultó en el ropero y lo tapó con cemento.
La mujer confesó el homicidio ante la Policía y sostuvo que había matado a su marido por los abusos contra sus hijos y porque era víctima de violencia de género. El 24 de mayo de 2022, Gilda fue condenada a 11 años y seis meses de prisión por un jurado popular presidido por el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 6 de Lomas.
Sin embargo, la defensa de la imputada presentó un recurso en Casación señalando que el jurado no tuvo en cuenta la situación de violencia de género de Gilda y que no se había valorado la prueba con perspectiva de género. Casi un año después de la condena, el Tribunal dio lugar a este pedido.
"El Tribunal no instruyó debidamente a los miembros del Jurado Popular acerca del análisis que correspondía hacer en el caso concreto, esto es, con perspectiva de género y a la luz del Derecho Internacional de los Derechos Humanos de las mujeres", expresaron los jueces Fernando Mancini y Mario Kohan.
Los magistrados destacaron que los psicólogos y psiquiatras que se entrevistaron con Acosta Duarte "constataron la existencia de un vínculo asimétrico caracterizado por violencias de toda índole" y consideraron que el accionar de la imputada pudo haber estado relacionado con los tormentos que sufría a causa de su marido.
Con este panorama, Casación resolvió anular el veredicto de culpabilidad y reenviar la causa a primera instancia para someter a Gilda a un nuevo juicio. Por el momento, ella mantendrá el beneficio del arresto domiciliario, monitoreada con una tobillera electrónica.