judiciales El próximo martes se espera la cuarta audiencia. Ayer declaró el anteúltimo testigo.
Este lunes se llevó adelante la tercera audiencia de juicio por el crimen de Guillermo Luquin, el diácono de Temperley que encontraron muerto en casa.
Fuentes judiciales en charla con La Unión precisaron que ayer prestó declaración sólo un testigo, el médico autopsiante. Asimismo, indicaron que resta el último testigo por parte de la fiscalía, el perito en genética forense y la lectura de los alegatos.
La próxima audiencia se desarrollará el próximo martes 1° de noviembre en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora, el cual aún no fijó el horario de la misma.
El juicio se pospuso semanas atrás por impedimento de uno de los imputados. Roberto Javier Céspedes se habría autolesionado en la unidad carcelaria donde se aloja.
Tanto Céspedes, como su pareja, Leonel Iván Martínez, son acusados por el delito de "Homicidio en concurso real con robo agravado". Ambos sostienen que la víctima intentó abusar de uno de ellos, mientras que el otro, sólo lo defendió.
En un principio intervino la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°6 de Lomas, pero en la actualidad el proceso judicial es encabezado por la fiscal Viviana Giorgi, de la Unidad de Asistencia y Colaboración para el Juicio común y el Juicio por Jurados.
EL CRIMEN
El 9 de junio del 2019 Luquin no fue a la iglesia, por lo que su ausencia alertó a su sobrino, quien fue hasta su casa situada en Bombero Ariño 829, en Temperley, donde lo encontró sin vida.
La víctima era empleado bancario y diácono de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de la Diócesis de Lomas. Su cuerpo estaba desnudo y envuelto en sábanas.
De acuerdo a la autopsia, fue degollado y que presentaba otros cortes en el cuerpo, signos de defensa y un fuerte golpe en la cabeza.
Una huella dactilar hallada en una copa de cristal identificó a Céspedes, de 18 años, como sospechoso y cuando los investigadores lo estaban buscando, se entregó en la Comisaría de 8va de Villa Galicia junto a su novio, Martínez, de 20, para hacerse cargo del crimen.
En un video que grabó antes de su entrega y fue difundido por su familia, Céspedes dijo que el diácono lo acosaba desde que tenía 15 años. Luego denunció una situación de abuso, lo que motivó un forcejeo con un cuchillo que terminó en el asesinato.