Retroceso Organizaciones y referentes de Derechos Humanos de Lomas expresaron su malestar por el beneficio a uno de los principales asesinos de la dictadura.
Organizaciones y referentes de los Derechos Humanos de Lomas expresaron el malestar y repudio por el reciente beneficio de la prisión domiciliaria concedida a Miguel Etchecolatz, uno de los principales genocidas de la última dictadura cívico-militar.
Carlos Mahiques, Guillermo Yacobucci y Ángela Ledesma son los jueces de la Sala de Casación II quienes consideraron que, por la edad avanzada y el deterioro de su salud, el represor debe salir de la cárcel. La resolución se da en el marco de la causa en la que está procesado por el asesinato de Horacio Alejandro Benavides, un militante de 22 años que fue acribillado a metros de la Plaza Moreno de La Plata por un grupo de la Dirección General de Investigaciones en septiembre de 1976.
"Este acto de injusticia se suma a otros como la prisión domiciliaria del genocida Riveros; del exjefe de Inteligencia del Ejército, Mario Ocampo; y del exjefe de Contrainteligencia del Batallón 601, Luis Ángel Firpo, todos ellos condenados por delitos de lesa humanidad. Décadas tardamos como sociedad argentina para obtener justicia y estos fallos son un retroceso inaudito que desde diferentes sectores repudiamos", señalaron desde el Consejo Ejecutivo de Suteba.
Etchecolatz acumula varias cadenas perpetuas por múltiples violaciones a los Derechos Humanos que fueron comprobadas en cada proceso judicial. El exdirector general de Investigaciones de la Policía Bonaerense es recordado por su labor dentro del circuito represivo comandado por otro genocida como Ramón Camps, también condenado por delitos de lesa humanidad.
"Es ofensiva e inconcebible la decisión de Mahiques, Yacobucci y Ledesma de premiar a un asesino como Etchecolatz, condenado reiteradas veces por delitos de lesa humanidad y que está actualmente en juicio por lo sucedido en el Pozo de Banfield. Los genocidas deben estar en cárcel común", remarcó Daniel Prassel, integrante de la Mesa de Trabajo del ExPozo de Banfield.
"Yo no maté, yo batí en combate, que es distinto", dijo con frialdad Etchecolatz cuando fue interpelado por el Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata durante la segunda audiencia del juicio por los crímenes cometidos en el Pozo de Banfield. Él es uno de los 18 genocidas que está siendo juzgado por delitos como homicidio, abuso sexual con acceso carnal y sustracción, retención y ocultamiento de menores.
"Esta no es la primera vez que le otorgan en una causa la domiciliaria a Etchecolatz. Aunque no va a salir en libertad porque tiene otras causas y otras condenas en donde no tiene domiciliaria, lo que sistemáticamente está haciendo gran parte del Poder Judicial de la Nación es tomar a los crímenes de lesa humanidad como si fuesen delitos comunes e intentar replicar, de alguna manera, el famoso fallo del 2x1 de la Corte Suprema al que el pueblo argentino ya le dijo que no con una masiva movilización en las calles", señaló Mimí Di Gianni, sobreviviente del Pozo de Banfield y ex presa política de la dictadura, quien agregó: "No fueron delitos comunes, fue terrorismo de Estado, fue un genocidio y deben permanecer en una cárcel común hasta cumplir su condena perpetua".