ELECCIONES En la comisión de Asuntos Constitucionales, funcionarios explicaron por qué se debe continuar con el sistema actual de boletas partidarias.
En una nueva reunión informativa para discutir el proyecto de Boleta Única de papel que impulsa la oposición, la secretaria de Asuntos Políticos, Patricia García Blanco, formalizó en la Cámara de Diputados lo que ya se sabía: el rechazo del Gobierno al instrumento que marcaría un cambio de paradigma en el sistema electoral argentino.
A la hora de argumentar en el plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales, Justicia y Presupuesto y Hacienda, la funcionaria destacó que "desde 1983 a la fecha las elecciones nacionales se desarrollan con total normalidad, hay una alta participación electoral, hay alternancia en el Gobierno y los resultados nunca fueron judicializados".
"El sistema de boletas partidarias ha funcionado de manera eficaz durante todos estos años. Es un sistema imparcial, que se basa en la fiscalización cruzada; ha legitimado a todos los ganadores en todos los niveles y ha dado una pacífica alternancia entre las fuerzas políticas", agregó.
También acusó a la oposición de "imponer una agenda" luego de que en la última sesión las distintas bancadas no oficialistas se unieran para votar el emplazamiento de las comisiones encargadas de darle tratamiento a la Boleta Única y dictaminar el 31 de mayo. "Una reforma política no puede hacerse a las apuradas y menos para imponer una agenda", protestó García Blanco acerca del proyecto de Boleta Única, instrumento de votación que permite que toda la oferta electoral esté condensada en una única planilla suministrada por el Estado.
A su vez, criticó el hecho de que el proyecto de ley opositor prevea su primera implementación en los comicios del 2023: "La elección presidencial es el momento menos propicio para introducir un cambio al sistema, porque una reforma de esta magnitud crea incertidumbre al momento de elegir la primera magistratura".
El director nacional Electoral, Marcos Schiavi, completó la exposición de las razones que llevan al Poder Ejecutivo a tomar distancia de la iniciativa opositora. "Estamos en una discusión apresurada, exprés. Me parece que necesitamos más tiempo para hablar, pensar, diagnosticar sobre algo que es el corazón del sistema electoral, que es cómo se vincula el ciudadano con el voto", dijo.
Schiavi argumentó que la reforma electoral "no es una discusión que genere una demanda social", por lo que sostuvo que "no está en la agenda de la gente".
En este sentido, afirmó que que modificar un sistema de votación "centenario" como el actual es tan solo un mes, le parecía "complejo", y sostuvo que le "genera ruido" dada la proximidad de las elecciones del 2023. "Nos genera ruido, porque ya empezamos el proceso administrativo de la elección del año que viene. Para nosotros es importante pensar cómo es el equilibrio entre los tiempos parlamentarios necesarios para que la discusión sea madura y tiempos administrativos de implementación", continuó.
Por último, Schiavi argumentó que la reforma electoral "no es una discusión que genere una demanda social", por lo que sostuvo que "no está en la agenda de la gente".