de puño y letra Las vacaciones más llamativas, sin dudas, eran las del sexto presidente en la historia argentina. El predio abarcaba varias manzanas, entre la avenida Meeks y las calles Guido, Liniers y General Paz.
¡Hola de nuevo, queridos amigos de La Unión! Aprovechando que estamos en enero, el mes del calendario más elegido por los argentinos para armar las valijas y hacer una escapada, hoy vamos con una linda historia sobre las vacaciones.
¿Quién no disfruta olvidarse del trabajo e irse lejos a conocer un lugar nuevo, conectar entre amigos o familia o simplemente relajarse? Hasta los presidentes se dan un gustito de vez en cuando: Macri, por ejemplo, solía escaparse a Villa La Angostura. Ese rincón soñado de la Patagonia fue su paraíso personal, casi como lo era El Calafate para la actual vicepresidenta, Cristina Kirchner. Por su parte, Alberto Fernández recibió el Año Nuevo en Chapadmalal y, por ahora, no se irá a ningún otro lado. Demasiados temas que atender en Casa Rosada...
Al igual que Alberto, muchos otros jefes de Estado elegían la residencia presidencial de verano, ubicada entre Mar del Plata y Miramar.
Las vacaciones más llamativas, sin dudas, eran las de Nicolás Avellaneda: el sexto presidente en la historia argentina solía veranear en una quinta de? ¡Lomas de Zamora!
Nicolás Avellaneda nació en Tucumán el 3 de octubre de 1837. Comenzó en la política siendo diputado bonaerense, aunque al poco tiempo pasó a ser ministro de Gobierno de la Provincia, durante la gobernación de Alsina. En 1868, el por entonces presidente Sarmiento lo designó como ministro de Justicia. Tanto creció Nicolás que terminó siendo, en 1874, el sucesor de Domingo Faustino en el sillón de Rivadavia. Se lo recuerda por la primera gran inmigración, la promoción de la universidad pública y la federalización de Buenos Aires.
Al igual que en estos tiempos, en 1877 el clima político del país era muy convulsionado. El presidente, cansado, decidió entonces buscar un lugar para relajar en familia. Encontró algo ideal cerca de la Capital: la quinta Paradise Grove, actual sede del colegio San Albano.
La cercanía de la residencia con la estación de Temperley la hacía muy accesible desde Buenos Aires. El portón estaba sobre la calle General Paz, a unos metros de Meeks.
El predio abarcaba varias manzanas, entre la avenida Meeks y las calles Guido, Liniers y General Paz.
La cercanía de la residencia con la estación de Temperley la hacía muy accesible desde Buenos Aires. El portón estaba sobre la calle General Paz, a unos metros de Meeks. La casa principal, con sus jardines y parques, tenía el aspecto de una villa italiana, aunque con ambientación inglesa. Era muy lujosa, con increíbles detalles en mármol y caoba. En el parque no faltaba un juego de cricket, varias sillas de montar y hasta dos caballos. Nuestras calles pueden dar fe de su veracidad de la historia: las actuales Avellaneda y Nóbrega llevan esos nombres en homenaje a dos de los veraneantes más famosos de Temperley: Nicolás y Carmen, su esposa. ¿Qué tal?