historia Tras perder una contienda en el Río de la Plata, el capitán del Graf Spee, Hans Langdorff, se trasladó hacia Buenos Aires junto al resto de los sobrevivientes.
Por Sergio Lapegüe
La Segunda Guerra Mundial fue el mayor conflicto militar de la historia. Se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, incluidas todas las grandes potencias. La contienda entre los Aliados y el Eje movilizó a más de 100 millones de militares y dejó un trágico saldo de entre 50 y 70 millones de víctimas mortales, el 2,5% de la población mundial. Tan grande (y doloroso) fue el conflicto que sus consecuencias llegaron en todos los rincones del planeta. Incluido el nuestro.
Todo comienza hace 82 años -el 13 de diciembre de 1939-, cuando aquí cerca se libró la batalla del Río de la Plata. Ese combate naval, único episodio desatado en Sudamérica durante aquel conflicto, ocurrió en aguas uruguayas. El principal protagonista fue el acorazado nazi Admiral Graf Spee, que meses antes había salido a recorrer las aguas de América con la única misión de destruir el tráfico mercante de los Aliados en el Atlántico. Los jerarcas de la Alemania de Adolf Hitler les ordenaron a los marinos del barco a comportarse casi como corsarios.
Luego de que muchas de sus naves comerciantes resultaran atacadas por el Graf Spee, los ingleses decidieron intervenir, ordenaron perseguirlo y atacarlo. Fue así como aquel 13 de diciembre tres cruceros británicos cruzaron al acorazado nazi frente a las costas de Montevideo. Y, pese a la dura resistencia de los alemanes, lo terminaron venciendo.
Al ver que su buque estaba a punto de ser hundido, el capitán Hans Langdorff decidió amarrar en el puerto de la capital uruguaya. Sin posibilidades de volver a la batalle, dejó ir a pique a la nave en las aguas del Río de la Plata cuatro días después y se trasladó hacia Buenos Aires junto al resto de los sobrevivientes.
Aunque suene extraño, quizás todavía hay algún marino nazi escondido entre las calles de Temperley Este.
El capitán se suicidó en la capital de nuestro país el 20 de diciembre y el resto de la tripulación del Graf Spee quedó vagando por la Argentina. Así es como llegamos al partido de Lomas de Zamora: luego de que los marinos nazis estuvieran internados en un hospital de la localidad bonaerense de Sierra de la Ventana, las autoridades nacionales decidieron dejarlos en libertad. Algunos hombres, entonces, se afincaron en nuestro partido.
Se cuenta que frente a la casona de la quinta de Gatti (hoy en la esquina de las calles Esmeralda y Carlos Tejedor), vivía la familia Olmos. A los pocos metros, una familia alemana que alquilaba caballos compró una quinta y construyó una pileta. Y allí solían ir los marineros del Graf Spee para refrescarse durante el verano.
Si bien algunos volvieron a Alemania tras el fin de la guerra, muchos otros decidieron quedarse a vivir en la zona y sus descendientes, hoy, son nuestros vecinos. Aunque suene extraño, quizás todavía hay algún marino nazi escondido entre las calles de Temperley Este?