DE PUÑO Y LETRA En 1958, los amigos Juan Losardo y Horacio Lozano emprendieron el viaje, que a medida que iba avanzando por distintos países tuvo algunos problemas.
En estos últimos días, a partir de una nota de La Unión, la loca historia de dos lomenses viajeros llegó a los medios de todo el país. Les hablo de Florencia Villalba y Juan Manuel Videla, una pareja de vecinos del barrio que el 1° marzo de 2020 decidieron dejar todo atrás para emprender un viaje de más de 20 mil kilómetros arriba de una camioneta. Destino final: Alaska.
El problema, claro, fue que a los pocos días de salir de su departamento empezó la pandemia y la cuarentena los detuvo 225 días en Embalse de Calamuchita, Córdoba. Hoy, casi un año después, Florencia y Juan Manuel siguen a menos de 2 mil kilómetros de Buenos Aires y están más lejos de Alaska que cuando salieron. La meta, sin embargo, sigue siendo la misma.
El objetivo es ambicioso, está claro, pero no imposible: se trata de pasar cientos de horas detrás del volante, sortear algunos inconvenientes mecánicos y lograr atravesar todas las fronteras hasta lo más extremo del hemisferio norte. Ahora bien: imagínense hacer el mismo viaje pero... en carreta. Bueno, hace casi 63 años, otros dos vecinos de nuestro barrio se embarcaron en ese viaje. El destino final era otro: Nueva York. ¿Cómo les fue? Veamos...
Los vecinos salieron entonces desde la Plaza Grigera por la actual avenida Hipólito Yrigoyen hasta el Congreso de la Nación, punto de partida oficial de la travesía por ser el kilómetro 0 de la Argentina.
Al empezar la odisea, el 12 de mayo de 1958, los amigos Juan Losardo y Horacio Lozano no tenían ningún tipo de experiencia en viajes largos y mucho menos en el tipo de vehículo que eligieron. Sí tenían eran dos fieles caballos llamados Bocha y Piba y un objetivo en concreto: que la ruta Panamericana fuera renombrada como Nuestra Señora de La Paz.
Los vecinos salieron entonces desde la Plaza Grigera por la actual avenida Hipólito Yrigoyen hasta el Congreso de la Nación, punto de partida oficial de la travesía por ser el kilómetro 0 de la Argentina. Superados los primeros inconvenientes logísticos, los amigos lomenses tomaron la avenida General Paz rumbo al norte, con la brújula enfocando a la Gran Manzana.
La difusión del desafio de estos dos amigos ayudó para que Losardo y Lozano recibieran el muy necesario apoyo económico de las autoridades.
Su hazaña fue contada por todos los diarios de la época. Y su difusión ayudó para que Losardo y Lozano recibieran el muy necesario apoyo económico de las autoridades. Sin embargo, al salir del país empezaron los problemas. En Bolivia no les permitían cruzar con caballos, en Perú excedieron el plazo de estadía para extranjeros y en Colombia un grupo de ladrones intentó asaltarlos a punta de pistola. Siguieron adelante, pasaron Panamá, Honduras, Costa Rica y Nicaragua. Finalmente, en Guatemala, muy cerca de la frontera con México, el desgaste personal (Losardo se enfermó de fiebre tifoidea, tuvo que ser internado y luego traído de vuelta al país) y de los animales (llevaban dos años y medio en la ruta) los obligó a terminar la odisea.
En fin, el sueño de los amigos no se logró por completo ya que no llegaron a Nueva York, pero sí vivieron una historia increíble para contarle a sus nietos. La de Florencia y Juan Manuel, por ahora, sigue con final abierto. Y ustedes, ¿cuál fue el viaje más loco que hicieron?