En Centenario Lidia Avellaneda encontró un espacio de descarga de emociones y mucha alegría al ver las caritas de los más chicos cuando reciben amor y cariño.
"Yo veo la cara de mi hijo en cada gesto, en cada sonrisa de los chicos del merendero", asegura Lidia Avellaneda cuando habla del comedor Maximiliano que creó hace 4 años en homenaje a su hijo.
Gustavo Maximiliano tenía 18 años cuando falleció y Lidia enseguida recordó que él le decía que tenían que poner un merendero para la gente del barrio Centenario donde vive la familia.
"Tenía apenas 8 años cuando quería tener un merendero, por eso decidí hacerlo antes de sumergirme en una depresión profunda y hoy este espacio es mi descarga, mi cable a tierra que me desconecta de todo", detalla Lidia sobre una labor social que comenzó para brindar la merienda, pero en pandemia tuvo que reinventarse.
La necesidad de los vecinos se fue incrementando cuando comenzó la cuarentena y Lidia decidió dejar de dar la merienda para entregar mercadería y además instaló ollas populares para que todos puedan llevar a sus casas un plato de comida.
"Fue difícil porque cada mes la necesidad fue creciendo. Hoy sólo hacemos una olla los días sábados pasado el mediodía, pero cuesta encontrar donaciones. Yo siempre me la rebusco, pero tenemos a cientos de familias que necesitan de todo", manifiesta Lidia en diálogo con La Unión.
El espacio ubicado en Conesa 912, esquina Itatí, Barrio Centenario entrega más de 200 viandas de comida para las familias.
"Lo que más necesitamos en este momento es mercadería seca o fresca. Sirve todo, desde carcaza, alitas o lo que nos puedan donar", pidió Lidia que no baja los brazos y asegura que seguirá adelante también en verano.
Para colaborar con la institución comunicarse a través de Facebook/Merendero Maximiliano o por WhatsApp al 1136436628.