DE PUÑO Y LETRA A diferencia de muchas otras grandes ciudades, el pulso de Lomas y demás localidades de la zona siempre estuvo definido por el ferrocarril.
Por la pandemia todos dejamos de frecuentar algunos lugares por los que antes pasábamos casi a diario. El trabajo es el mejor ejemplo. Muchas empresas -las que pudieron- se adaptaron rápidamente a la situación y aplicaron el home office. Por eso, claro, muchos vecinos de Lomas de Zamora dejaron de ir a trabajar a Capital y bajó mucho la circulación en los medios de transporte.
Aunque en los últimos meses la cuarentena se fue flexibilizando y aumentó el movimiento, los vagones del viejo y querido tren Roca nunca estuvieron tan vacíos como en este 2020. Las estaciones, siempre llenas de gente yendo y viniendo, estuvieron tranquilas y silenciosas. Una situación inédita para una zona de la Provincia que está marcada a fuego por el tren y sus paradas.
A diferencia de muchas otras grandes ciudades del país, el pulso de Lomas, Lanús, Banfield, Temperley y las demás localidades de la zona siempre estuvo definido por el ferrocarril. Como todo suburbio, nuestros barrios se expandieron alrededor de las vías y sus centros nacen en la estación. Un dato: la línea Roca es la que más pasajeros transporta en Argentina.
Si bien el ferrocarril fue un pilar fundamental para nuestro desarrollo, las primeras vías se construyeron bastante antes de que Lomas se convirtiera en una elección popular para quienes decidían asentarse y vivir acá. De hecho, el tren llegó a la Ciudad de La Paz (así se llamaban nuestros pagos) en 1865. Hasta ese momento, la única manera de llegar a Lomas era en carreta o a caballo.
El paisaje que se podía ver a través de las ventanillas en aquellos primeros viajes era muy diferente al actual. Al pasar por la altura de Banfield, cuya estación se inauguró en 1873, se entraba en una zona de montes y árboles frutales que habían sido plantados por el alcalde Tomás Grigera. La estación de Temperley, llamada así en homenaje a George Temperley, un rico propietario de tierras de la zona que gestionó el trazado del pueblo, había sido levantada dos años antes.
Los trenes, en esa época, tenían un recorrido acotado y el tiempo de viaje era similar al actual, aunque con menos paradas. Partían diariamente desde Plaza Constitución a las 9 de la mañana, llegaban a la estación Barracas a las 9.10 y a Lomas a las 9.35. De regreso, el mismo tren salía de Lomas a las 11.30 para llegar a Buenos Aires a las 12.20. Otro tren procedente de Chascomús llegaba a Lomas a las 19.30 para detenerse en Constitución a las 20.10.
Con los años vino la duplicación de vías y más tarde la cuadruplicación, ya que el Ferrocarril Sud determinó que eran necesarias cuatro sendas entre Plaza Constitución y Temperley para atender a los servicios de trenes que cada año debían servir a los ramales con más frecuencias y longitud. Hoy la estación de Lomas es una de las más importantes por cantidad de pasajeros en todo el Conurbano. Hoy se la ve más vacía, aunque para los que viajan apretados en hora pico, puede ser una bendición...