Maestro Ciruela Al transgresor docente de "La Sociedad de los Poetas Muertos" se le habría complicado el modo virtual, o quizás no tanto.
Recordamos por aquí al gran John Keating, el personaje que compuso genialmente Robin Williams en "La Sociedad de los Poetas Muertos", el film de Peter Weir, estrenado en 1989 y que se convirtió en un clásico imperecedero.
Para algún desprevenido, enmarcada a finales de los '50, la historia transcurre en la prestigiosa universidad estadounidense de Welton.
El principio básico del centro es la disciplina, la cual es llevada a rajatabla por todo el claustro de profesores. El curso se acaba de inaugurar y un nuevo profesor llamado John Keating pretende emplear otros métodos más para educar a sus alumnos.
Este intrépido docente tendría que haber redoblado su ingenio en tiempos de cuarentena y de clases a distancia. Por ejemplo, su costumbre de pararse arriba de su propio escritorio de habría complicada un poco, al menos para que lo vean desde un Zoom.
Entre el grupo de compañeros se encuentran cuatro jóvenes que acaban de conocerse y en torno a los cuales girará el relato.
Ellos son: Todd Anderson, un tímido muchacho que pretende seguir los pasos de su admirado hermano; Neil Perry que pretende ser actor; Knox Overstreet que está enamorado de una chica, y Charlie Dalton que desea que en el colegio mayor también haya mujeres.
El trato con estos cuatro alumnos, de realidades tan distintas, hubiera tenido que adaptarse a la no presencialidad y generar establecer esos vínculos por los fríos medios electrónicos.
Rememorando los diálogos de la película, se hubieran necesitado un incontable número de mails, mensajes de WhatsApp y charlas colectivas a través de alguna plataforma.
Quizás la distancia no hubiera impedido que los sueños e inquietudes de los alumnos de ese férreo colegio se vean hechos realidad gracias al profesor Keating y sus clases por Zoom.
Es probable que a la distancia les enseñara de igual manera que en la vida hay que vivir el momento, el "Carpe Diem" que tanto pregonaba, y que expresen sus ideas libremente.
A través de la pantalla o de cuerpo presente en el aula, este profesor seguramente iba a provocar igual una revolución en la estricta institución, que les traerá problemas a los chicos y a él mismo.