GRAN INICIATIVA A través de un convocatoria por Facebook, embellecieron la plaza central y pusieron baldes con flores en los postes de luz. "El amor es hacia Turdera", dicen.
Turdera, esa localidad con aroma a pueblo en medio de una gran ciudad como lo es Lomas, está más radiante que nunca. Y ese resultado es gracias a los vecinos del lugar, que se pusieron de acuerdo para darle vida al barrio: Gustavo Bracamonte hizo una convocatoria por Facebook con el objetivo de embellecer la plaza central con miles de plantas coloridas, retomando la iniciativa de otro vecino, Jorge Pecorrelli, quien hace poco más de un año comenzó la propuesta en su calle, San José. Al ver la enorme repercusión, decidieron colocar arreglos florales en baldes engrampados en los postes de luz, lo que crea un marco lleno de energía en medio de una pandemia con tintes grises.
"Jorge es una persona muy simple que sólo quería cambiar al mundo comenzando con uno y sus vecinos. Hoy veo todo lo que generó el arreglo de nuestra cuadra y realmente estoy orgullosa de él y de toda Turdera por seguir esta idea, ver la gente trabajar en comunidad es realmente maravilloso. Él jamás pensó que esto iba a tener semejante impacto", remarco su esposa, Silvia Pecorelli.
Gustavo, quien vive enfrente de la plaza de Turdera, en pleno corazón de la localidad, retomó esta propuesta. Siempre consideró al barrio como un lugar especial y ese sentimiento lo afianzó con el paso del tiempo. En tiempos de pandemia y de negatividad, Gustavo se dio cuenta que la plaza, ese mágico lugar que suele causar alegría en familias enteras, se encontraba desolada. Entonces se le ocurrió "ponerle color" al lugar donde vive para cambiar esos matices: propuso por Facebook recolectar malvones con el objetivo de plantarlos.
El amor es hacia Turdera y es un pilar fundamental. He visto gente adulta, de 80 años, que se acercó con su pala a colaborar, eso te llena de emoción.
"El clima no acompañó, pero no bajé los brazos y me puse a plantar debajo de la lluvia. Al siguiente sábado la historia fue distinta, muchísimos vecinos se acercaron y se armó un gran cantero en el centro de la plaza", recordó.
Tanta fue la repercusión que hay cerca de mil plantas en la plaza, traídas y donadas por los vecinos, e incluso algunas fueron obsequios de sus padres que ya no están presentes. "El amor es hacia Turdera y es un pilar fundamental. He visto gente adulta, de 80 años, que se acercó con su pala a colaborar, eso te llena de emoción", contó Bracamonte.
La incertidumbre de no saber cuánto iban a durar las plantas fue una de las cuestiones que plantearon los vecinos una vez que le dieron vida a la plaza. "Muchos decían que las iban a romper o se las iban a robar, pero no se tocó ninguna y todas crecen de manera maravillosa, es un espacio muy respetado", señaló Gustavo, contento con lo logrado en el barrio y agradecido por nunca haber recibido un "no" como respuesta las veces que pidió una donación de malvones para la plaza.
Riziero Petri, uno de los fundadores de Turdera en 1910, llamó al lugar "El País de las Hadas". Un siglo y una década después, los vecinos se encargan de que esa impronta siga más viva que nunca.
"A la vuelta de mi casa siempre había una cuadra con baldes engrampados en los postes de luz, que tenían arreglos florales. Cuando hicimos el emprendimiento de la plaza, propuse copiar esa iniciativa de nuestro vecino y tuvo una respuesta muy favorable", dijo el lomense sobre otro de los proyectos que encararon en conjunto para embellecer innumerables cuadras de Turdera, como por ejemplo Agüero, San Rafael y San José. "Cada vecino arma el balde a su gusto y le pone sus propios sentimientos y motivos, como dibujos, numeraciones y hasta el nombre de sus hijos", agregó y admitió que hasta el ferretero del barrio se sorprendió por la cantidad de baldes de albañil que vendía.
"Es una satisfacción muy grande llegar al barrio y verlo así, da mucho sentido de pertenencia e invita a que muchos lugares puedan hacerlo y sentir lo mismo", incentivó Gustavo.
Riziero Petri, uno de los fundadores de Turdera en 1910, llamó al lugar "El País de las Hadas". Un siglo y una década después, los vecinos se encargan de que esa impronta siga más viva que nunca.