La virtualidad te gana en una

GAJES DEL OFICIO

Que sea un consuelo de tonto, pero hay situaciones en el mundillo educativo que en la presencialidad se complican un poco y en la virtualidad son más sencillas de resolver.

¿De qué estamos hablando?, de un clásico del sistema educativo que es traer a figuras, especialistas y cualquier persona que pueda dar una charla o prenderse a que le hagan preguntas.

A veces se complica que alguien quiera venir hasta la escuela. Puede influir la distancia, claro está, y una agenda nutrida de actividades que no admite el bache de una hora.

Medio que ya se sabe que el que viene por una hora, un rato más se va a quedar. Luego de la charla, es posible que lo agarre las autoridades para seguir con una plática informal, que le pidan sacarse una foto, y hasta que la portera le saque charla cuando la o el convidado en cuestión logra por fin sortear la puerta.

Ojo que algunos son muy buenos en la teoría y en sus trabajos en soledad, pero no les gusta nada esto de exponerse, menos con alumnos que pueden salir con comentario muy particular o con una pregunta inesperada.

Todos los que decían que no por estos motivos descriptos, quizás qué lo convencés para que te hagan un Zoom o una comunicación virtual por cualquiera de los medios electrónicos que siguen proliferando.

Si alguien está haciendo Home Office, sacarle una hora de su tiempo tampoco es condenarlo a la hoguera. Además, se le ofrece tener contacto con los demás por un rato y hasta la puede pasar bomba.

También están aquellos que en estos días tienen tiempo de sobra y hasta le hacemos un favor al ofrecerle que cuenten algo de su quehacer diario y de su profesión frente a pibas y pibes.

Tampoco hay que producirse tanto. Incluso se puede tener la parte de abajo del pijama y las pantuflas que nadie se va a dar cuenta, con que se ponga algo presentable de arriba, zafa el vestuario.

Dimoslo de una buena vez, a muchos le gusta mostrar algún rincón de la casa y poner la camarita en el lugar indicado. En estos casos, una nutrida biblioteca como escenografía garpa, y los alumnos en cuestión se quedarán mirando asombrados la cantidad de brolis que hay ahí.

Los que sufran pánico escénico, no lo padecerán tanto en la virtualidad, el contacto es más frío y más distante por naturaleza en una cámara que frente a frente.

Además, se termina la charla y otra cosa. En la virtualidad nadie le va a andar cholulenado por los pasillos para robarle una selfie, ni nada por estilo.

Sobre lo que puede pasar en este tipo de encuentros, sobre las preguntas extrañas y otras yerbas lo dejamos para el próximo capítulo.

En esto de tener invitados la virtualidad gana por afano, en el resto es otra historia.

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