TODO UN SÍMBOLO
El “Taladro” tiene su propio sello en las inmediaciones de la cancha. En Gallo y Arenales, una de las esquinas del estadio de Banfield, todavía se pueden ver dos mosaicos con un taladro que son un patrimonio histórico para el barrio: se crearon en 1951 y pertenecen a una edición limitada. El vecino Dante Fanti contó la historia y algunos detalles del trabajo que hacían su padre y su abuelo, los creadores de esta reliquia, en la fábrica que se encontraba en la calle Maipú.
“Mi abuelo y mi papá, que también se llaman como yo, tenían una fábrica de mosaicos en Maipú 890. En 1951 fabricaron unas baldosas y mi papá se las obsequió a algunos amigos cercanos, como el doctor Alende y hasta Florencio ‘Lencho’ Sola, histórico personaje del club”, empezó a contar Dante Fanti, tercera generación de su familia en Banfield.
En la intersección de las calles Gallo y Arenales todavía se encuentran intactas dos baldosas de aquel año, todo un símbolo para el Club Atlético Banfield. “Es algo muy especial. En esa época, en esa esquina había un despacho de bebidas y un almacén, un clásico lugar en el que transcurrían a diario muchas personas”, contó Fanti.
Las dos baldosas, un tanto gastadas por el paso de los años, se constituyen con un fondo blanco, esquinas celestes y, en el centro, un taladro, apodo que representa a la institución gracias a una campaña heroica en la década del ’40, en donde Banfield “taladraba” con goles a sus rivales, mote que lleva con orgullo hasta estos días.
La vereda actualmente posee su propio juego de baldosas de granito, pero la particularidad es que en el lugar donde se encuentran estas dos reliquias no se colocaron los mosaicos nuevos. “Tengo entendido que las baldosas llegaron hasta las manos del expresidente y exintendente Eduardo Duhalde. Alguien del club se la regaló, no sé exactamente quién fue, pero estoy seguro que la sigue conservando”, agregó el banfileño.
Dante es fanático de Banfield, pero por sobre todo tiene un amor incondicional con el barrio en el que se formó académicamente y personalmente. “Cierro los ojos y todavía me parece pasear con mi papá por Banfield, por las calles Maipú y Alsina, rodeados de casitas tipo inglesas”, finalizó Dante, con un tono de voz un tanto emocionado.