Gajes del Oficio
En cuarentena todo es atípico y las vacaciones, en este caso las de invierno, no le escapan a la generales de la ley. A partir de este lunes arrancan las dos semanas de receso invernal en la provincia de Buenos Aires, mientras que coinciden con otros distritos y en otros la cosa varía un poco.
Estas dos semanitas son oro en polvo y no faltaba quien rompía el chanchito de un certero martillazo para irse unos días a un hermoso destino turístico de nuestra Patria, con una escapada para cambiar de aire.
También era la excusa para salir un poco de lo cotidiano y al menos salir del encierro hogareño y laboral para unos paseos urbanos y algunas salidas que se fueron postergando.En fin, esos planes están medio complicados y hay que adaptarse a las circunstancias, ser responsables y no andar el chillando por ahí.
“No hay nada mejor que casa”, cantaba, y muy bien, Gustavo Cerati, y si bien algo se puede salir (únicamente para lo indiquen los protocolos), las vacaciones de invierno serán más caseras que nunca.
Sabemos que muchas y muchos, a los que les perdonaremos los nombres, aprovechan estas dos semanas invernales para estar panza arriba en la catrera, hibernando como si fueran osos.
Esto de ponerse al día con las horas de sueño no está tan mal después de todo. Además es una opción económica, casi a costo 0.
También están aquellos que la actividad no les permitió leer todos los libros que tenían pensados, esos que se fueron atrasando y acumulando. Tampoco está mal sacarles el polvo acumulado y buscar el mejor sillón para leer vorazmente.
Otro tanto pasan con las series y películas, que bien muchas ya fueron consumidas en la cuarentena, las vacaciones ofrecen un tiempo de ocio mayor para ver las 25 temporadas de esa serie que quedó en el tintero.
Arreglos hogareños, la familia, ponerse a improvisar en la cocina luego de haber visto todos los capítulos de “Bake Off”, hacer algo de ejercicio, agarrar un rato la viola o lo que cada uno quiera.
Con o sin cuarentena, las vacaciones de invierno están más buenas que una provoleta y vale la pena disfrutarlas al máximo.
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