TAMBIÉN BRINDAN APOYO ESCOLAR
Las necesidades básicas, en esta pandemia y cuarentena, aumentaron considerablemente en la población. Pero, por suerte, las buenas acciones también crecieron para equilibrar la balanza, con cada granito de arena. El merendero Pequeños Gigantes, ubicado en el barrio 2 de abril, funciona hace 3 años y daba la merienda para 80 chicos, pero a raíz de la pandemia sumó una olla solidaria para almuerzos y un ropero por la llegada del invierno. Así asisten a 180 vecinos, con donaciones de familiares y amigos y con el objetivo de contribuir en la sociedad desinteresadamente.
Gabriela Ayala es una de las referentes de los 14 integrantes que componen el merendero y, mientras organizaba uno de los almuerzos para la comunidad, le dijo al Diario La Unión que la pandemia obligó a que cierren por 20 días, pero que la ayuda de los amigos y familiares fue fundamental para reabrir, llevándose una gran sorpresa: “Antes teníamos 80 vecinos, sobre todo niños, pero cuando volvimos había cerca de 180 personas de todas las edades. Fue un desafío, pero seguimos adelante”.
Con las necesidades a la vista, decidieron sumar dos almuerzos. Así, los martes y jueves quedaron como los días de merienda, que se entrega desde las 17, mientras que miércoles y sábado es el turno de la olla solidaria, a partir de las 12.30. Además, cada dos semanas se pone en la vereda del lugar un ropero solidario, con prendas en buen estado para aquellos que realmente lo necesitan, ante la llegada del invierno. “Nosotros trabajamos mucho con chicos y eran los que más recibían la ropa, pero ahora me consultan también para mayores. Hasta calzado y frazadas tenemos a disposición”, dijo Gabriela.
“Enfrente de mi casa hay un terreno baldío y con un grupo de mamás se nos ocurrió dar meriendas. Así surgió Pequeños Gigantes”, contó Ayala sobre el inicio del proyecto solidario.
Pequeños Gigantes también cuenta con docentes y brinda apoyo escolar para los chicos, tan necesario en este momento de suspensión de clases presenciales y con la realidad de que no todos tienen los medios para conectarse y hacer la tarea de manera virtual.
“Nos gusta lo que hacemos y lo llevamos adelante de la mejor manera posible, con mucho amor. Es difícil porque nosotros no podemos dar todos los días, pero cuando los chicos me ven y me dicen ‘gracias Gabi’, esas palabras no tienen precio”, concluyó, emocionada.
El merendero cuenta con Instagram para todos aquellos que se quieran contactar y ayudar. También pueden hacerlo llamando al celular de Gabriela (11673444