El hogar es la segunda escuela

Gajes del oficio

Escuchamos en una infinidad de ocasiones que la escuela es el segundo hogar y no hay dudas de que es así. Muy pocos se animarían a intentar refutar ese afirmación, ya sea por falta de argumentos o simplemente para no ser tan políticamente incorrectos.

En estos días de cuarentena y con la educación en modo online y a distancia, escasa en metros, pero a distancia al fin, la escuela se mete más que nunca en el hogar de cada alumno y también se amplía el vínculo con su familia y su entorno.

Es como se si hubieran invertido los roles por un tiempo y el hogar se transforma en una segunda escuela, más allá de las tareas en casa que siempre tuvieron que hacer los alumnos.

En secundario y en los niveles de la educación superior se dan más directamente con los alumnos, siempre con la presencia indirecta y virtual de sus respectivos progenitores. En Primaria y Nivel Inicial todas las tareas y contenidos pasan primero por los padres, todo va a sus contactos y luego a las chichas y chichos.

De alguna forma, están presentes en este juego virtual, como si revisarán los cuadernos y las carpetas en formato tradicional de clases.

Todo pasa en casa y en casa también pasan otras cosas. Por eso cada alumnos (chico, mediano o grande) también tiene que buscarse aún más su intimidad, como si estuviera estudiando para un examen, pero con el hogar más poblado por la cuarentena.

Cada uno tiene su rutina en esta cuarentena y los alumnos, la suya. Al igual que los docentes, claro.

Pero como un preceptor puede meterse en la clase para pasarles un anuncio al curso, aquí puede sonar un teléfono o timbre con un delivery en medio de un Zoom. También una inoportuna música de fondo, alguien que pase por detrás sin saber que saldrá “en cámara” o hasta una mascota puede trepar inesperadamente sobre su amo en busca de cariño.

También puede cortarse la luz, caerse Internet o colgarse la compu, todo esto en el momento menos deseado, como tantas circunstancias que transcurren puestas para adentro de los respectivos hogares.

La casa se mete en la escuela y la escuela se mete en casa. Quizás esto siempre ocurrió, pero en estos días el sistema escolar casi que se sienta a la mesa como un integrante más de la fami

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