A horas de su fallecimiento Isabel Gentile amó su música desde sus comienzos y presenció sus recitales cuando visitaba el Sur. Para festejar los 50 años de ella, la sorpresa de la familia fue traerlo al barrio y cumplirle el sueño de tenerlo en persona. Hoy lo recuerda con emoción y un gran cariño.
El sueño de compartir un ratito con el ídolo interpela a todos por igual. Sin embargo, son pocos los que pueden cumplirlo. Y muchos menos los que lo hacen en su cumpleaños. Y aún menos los que bailan, cantan, charlan y se abrazan con ese protagonista. Isabel Gentile puede contar con orgullo una historia emocionante: la de su fanatismo por Sergio Denis y una tarde inolvidable.
Vecina de Banfield y fanática del Taladro, Isabel oyó desde adolescente aquellas canciones melódicas que convirtieron en famoso a Sergio Denis. Desde ese momento supo que disfrutaría de su música por siempre. “En mi adolescencia, lo fui a ver una vez que vino a un club del barrio con una amiga y recuerdo que pasamos una noche hermosa y fue un recital espectacular. Desde ahí lo empecé a seguir siempre”, contó.
Cada programa en la TV, cada audición en la radio, cada revista o cada recorte que hablara sobre Sergio Denis tenía lugar en la vida de Isabel. Al ritmo de su música, todo se hacía más ameno y con los años vendrían long play y CD’s para la colección. “Recuerdo que un día vino a cantar al Teatro Coliseo por el año ’93 y lo fui a ver. Ya tenía a mi primera hija que era chiquita, se quedó en casa con mi marido y me fui sola al Teatro. Era un sábado muy lluvioso pero el teatro estaba que reventaba. Esa misma noche, a la salida, me encontré con que estaban mi hermano con su novia y su suegra y ahí emprendí viaje de vuelta a casa. Me acuerdo que mi hija estaba dormida y mi marido me esperaba despierto. Le conté con una emoción enorme como había sido el recital, que el teatro se había ‘venido abajo’ y que yo estaba feliz porque había podido ver de cerca”, detalló.
Edgardo, el hombre en cuestión, estuvo atento y entendió que se trataba de un amor platónico, de una pasión para su pareja. ¿Y por qué no acompañarla en ese sentimiento? O, mejor aún: ¿Por qué no darle una sorpresa inolvidable? Con la complicidad de los hijos, la familia y los amigos, lograron que Isabel viva uno de los días más felices de su vida.
El 1º de junio de 2014, Isabel festejaba sus 50 años con una reunión en su casa, un domingo al mediodía. “Todo transcurría normalmente, almuerzo, familia, amigos, un mundo de gente en casa. Mi marido de golpe nos pide que salgamos al patio. Lo hicimos y vi que había unos equipos de música, como que alguien iba a tocar algo. De pronto, por uno de los pasillos, que sale Sergio Denis. Creo que si no me morí ese día, no me muero más”, contó entre risas Isabel. Su ídolo estaba en el patio de su casa.
“Empezó a cantar. Me acuerdo que el primer tema fue “La vida vale la pena”. Todos mis amigos sacando fotos, filmando. Y él hablaba, interactuaba con nosotros, todos juntos cantábamos. Nos hablaba como si nos conociera de toda la vida. Canté a dúo con él, charlamos. Me encontré con un ser espectacular, muy familiar, sintiéndose a gusto con nosotros. Vino por 40 minutos y se quedó un montón. Después se sacó fotos con todos los que le pedían, no le dijo que no a nadie y paso todo un domingo desde el mediodía hasta la tarde”, detalló. Mientras tanto, los vecinos se acercaban a las terrazas para intentar ser parte: Sergio Denis estaba en el barrio, algo inédito para todos.
Ese día, la torta tenía los colores de Banfield y un muñeco de Sergio, y los souvenirs también eran miniaturas de él. Incluso, la botella de agua que uso ese día quedó guardada como recuerdo.
Con ese nivel de fanatismo, la noticia de las últimas horas fue un golpe para Isabel. “Ayer fue un día muy triste. Estaba en el trabajo, tenemos una TV y desde donde estoy no la puedo ver. Una de mis compañeros pasó y me dijo que murió. Al mismo tiempo me empezaron a llegar mensajes, mi marido, otra amiga fanática, y de ahí en adelante todos los que saben que me gusta Sergio me empezaron a llenar de mensajes, uno más lindo que el otro, todos sabiendo que yo me estaba poniendo triste pero dándome fuerzas”, contó. “Cuando llegué a casa me puse a leer los mensajes porque en el trabajo no podía. Estoy en un grupo de fanáticas y en Facebook también me escribieron mucho, todos dándome condolencias como si fuera un familiar mío. Fue muy emocionante”, agregó.
Hoy y los próximos días serán momentos para recordar esa tarde inolvidable y una vida de pasión que seguirá presente en Isabel.