fútbol y literatura
Ignacio Bogino para la pelota, piensa qué hacer y encara con decisión, con una idea clara y sin miedo a la equivocación. Lo que está del otro lado no es el arco rival, está un sueño postergado, algo que le brotaba de las entrañas y por prejuicio no se animaba a transitar. Pero finalmente se animó, con determinación gambeteó las trabas internas y eso lo llevó a convertir su mejor gol: publicar su primer libro como escritor llamado “Jugador de fútbol”, que saldrá a la calle con 200 ejemplares de la editorial María Susana una vez que se termine la cuarentena por la pandemia del Coronavirus.
El defensor de Brown de Adrogué, que también es una apasionado de la pintura y tuvo su experiencia como conductor de radio (hizo el programa "Final de Juego" junto a Leo Di Lorenzo), empezó a jugar en el mundo de la escritura hace tres años e hizo un proceso de transformación en el camino, aniquilando miedos y saltando barreras. Y el resultado de esto fue “Jugador de fútbol”, donde hace convivir su profesión con aspectos de su vida, aunque lejos está de ser un cuento futbolero.
Y eso, en una charla con Diario La Unión, lo dejó en claro: “Refleja un momento difícil de mi vida, en el que la escritura me sirvió para sostenerme y resignificar todo. Es el resultado de una experiencia dolorosa que me tocó atravesar con mi familia”.
Su puntapié inicial en este mundo lo dio en el libro “Pelota de Papel” y luego empezó un curso con la escritora Graciela Cabezón Cámara en el que armó varios cuentos, entre ellos “Jugador de fútbol”, el primero que fue editado, y en el que pudo mostrar “su ser completo” y donde el jugador le abrió paso al escritor.
“Mis primeros cuentos estaban alejados del fútbol, no quería mezclar las cosas, pero me di cuenta que estaba equivocado. Yo iba a ser completo si ponía en juego todas mis facetas, entre ellas el fútbol. Y a partir de un problema que tuvo mi hermana, no me quedó otra que escribir sobre eso, unir todo lo que me pasaba con eso y con mi profesión, y el resultado fue este cuento”, señaló el exjugador de Temperley.
-¿Te costó lanzarte en este camino en la escritura?
Al principio no me animaba porque creía que no lo podía hacer, que no estaba apto para eso, después me di cuenta que todo es un aprendizaje, que uno se va haciendo escritor mientras escribe y así rompí con esos prejuicios que tenía. Lo más importante es que había ganas, lo sentía y tenía una necesidad de hacerlo.
-¿Cómo fue el camino que te llevó a escribir “Jugador de fútbol”?
El libro siempre fue sostén, un espacio donde buscaba salir modificado con la experiencia que vuelca otro autor. Y siempre me hizo muy bien leer. Pero escribir es otra cosa. Es algo más doloroso porque comienzan a jugar los fantasmas de uno, en el que ponés tu propia experiencia, y por todo eso pasé. Es todo muy personal y se remueven cosas, pero era una necesidad que tenía y necesitaba canalizar por ahí. Son cosas que uno no puede elegir. Y cuando puedo hacer algo con lo que me pasa, me siento una persona más feliz.
-¿La escritura será tu profesión una vez que te retires del fútbol?
Escribo porque tengo la necesidad de hacerlo y si de eso sale algo lindo, que se le puede dar marco de libro, mucho mejor porque significa que el texto empieza a funcionar de otra manera. Pero no apunto a nada. Lo que sí tengo claro es que voy a escribir toda la vida. Eso ya está dentro mío y no lo voy a dejar.
EL FÚTBOL, LAS PREGUNTAS Y LOS PROBLEMAS
-¿Te trajo problemas tener otras inquietudes en tu trabajo?
Si bien nadie te iba a decir algo por tener un libro, me trajo problemas por lo que genera el libro en la otra persona, como puede pasar con otras inquietudes. Y es que cuando uno sale de esa normalidad irreal, conflictos aparecen. Pero de eso aprendí a sacar conclusiones positivas.
-¿Cómo fue la convivencia entre tu profesión y esta vocación?
Siempre es difícil llevar preguntas y salir de lo que está establecido como normal, eso genera revuelo, pero pasa en todos lados. Y eso sucede con un libro o con cualquier cosa que sea diferente a lo que se enseña y se dice que está mal. Lo que uno presenta es una manera diferente, otro punto de vista, y eso trae otro movimiento. En ningún lado está bien visto que uno venga con una pregunta. Sin preguntas, es más fácil de manejar.
-¿Y hoy cómo es la convivencia?
Llegó un momento en el que dije que tenía que sacarme los prejuicios de lo que me gustaba hacer para que los demás no lo tengan y empecé a mostrarme tal cual era, con todo lo que me gustaba hacer. Y en Brown siento que me valoran esa otra mirada, las otras inquietudes que tengo, y la verdad es que me siento cómodo, y a su vez soy fiel a mi búsqueda que capaz antes no podía hacer por miedo a perder ciertos privileg