en lomas Familiares, amigos y más de 100 docentes agrupados en distintas organizaciones sindicales y políticas movilizaron desde la Plaza Grigera hacia las oficinas de la obra social. "La vida de nuestros afiliados se desvanece, mientras que la ganancia de los laboratorios crece exponencialmente", dijo Mónica, hermana de Gabriela.
aul Castro. Natalia Scarpini. Andrea Álvarez... Los nombres circulaban al ritmo del andar de los más de 100 docentes que movilizaron por las calles de Lomas ayer al mediodía. Esos nombres escritos en carteles y pancartas, que los maestros levantaban con sus brazos en alto, son parte de las 23 víctimas fatales que le sucedieron a Gabriela Ciuffarella, la docente que murió hace exactamente dos años por el abandono de la obra social IOMA.
“La vida de nuestros afiliados se desvanece, mientras que la ganancia de los laboratorios crece exponencialmente, siendo IOMA una obra social millonaria, la segunda en el país, a la que aportan cada mes casi 3 millones de trabajadores”, explicó Mónica Ciuffarella, que leyó un documento frente a las distintas agrupaciones sindicales y políticas que movilizaron.
“Es el vaciamiento, el ajuste y la corrupción en el sistema de salud”, añadió respecto a la responsabilidad que en 2018 se cobró la vida de su hermana, que perdió la vida luego de que IOMA le niegue una droga para tratar el cáncer de médula ósea: en pocas semanas falleció. En ese entonces, bajo la órbita de Macri y Vidal, la prestadora estatal alegó que no tenía forma de transportar el medicamento.
“El caso de Gaby es emblemático para los docentes y estatales”, explicó Mónica, mientras en una pancarta, una señora sostenía firme: “Ciuffarella somos todos”.
“Nos organizamos para frenar el abandono. Para terminar con el ajuste y con la pobreza y la desocupación. No puede haber más enfermos abandonados por el sistema de salud pública”, agregó Mónica Ciuffarella, que además contó que pidió junto a otros familiares de víctimas que IOMA “sea intervenido de forma urgente”.
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