¡Socorro, los chicos de vacaciones!
No dejan de sorprenderme, la verdad es que no sé lo que les pasa a estos dos. ¿Te acordás que habíamos quedado en que les dejaba hacer una joda en casa con sus miles y miles de amigos?
Perdón querida, no me acordaba que te lo había dicho tantas veces, vos también sos bastante repetitiva, hacéte cargo. Siempre me estás contando de tus nuevas amistades y yo no te digo nada, ¿eh?
Vuelvo al tema, me habían dado su palabra de que se iban a encargar de la limpieza posterior y no les creía nada, la verdad. Pensé que era otra jugarreta y que al final iba terminar siendo la hija de la pavota, ahí remangada y limpiando todo.
Pero la vida te da sorpresas, cuando se fueron todos a sus casas, los dos se pusieron a limpiar e incluso se quedaron algunos amigos a ayudar, los mismos que se habían comprometido.
Juntaron las botellas de plástico, barrieron todo, sacaron las luces y hasta limpiaron el baño, que había quedado hecho un asco, la verdad. Ni los vecinos vinieron a quejarse y eso que los de al lado son bastante rompequinotos, pero está vez ni tiraron la bronca por la música fuerte.
El punto es que estuvieron hasta la mañana limpiando y ordenando y después terminaron a la tarde lo que faltaba. Ni mi marido ni yo nos metimos, los dos solitos ahí laburando, nosotros con Netflix y ellos con la escoba, se dio vuelta la tortilla.
Después metieron todo en bolsas de consorcio, trataron de arreglar unas plantitas que quedaron a la miseria, pero alguna le tengo que dejar pasar, tampoco quiero que parezca un sueño, como en las películas.
¿Y después que pasó?, que manía vos y tus preguntas, pero ya que me interrogás, te cuento. Ahí vinieron ambos a hablar, con la frente alta, como si hubieran liberados a los pueblos del mundo del yugo capitalista.
Primero habló la nena, que es que mejor se expresa de los dos, nos dijo que nos tenían que tener más confianza, que ya eran grandes y que podíamos confiar en ellos, que si bien eran adolescentes, tampoco eran inconscientes y que iban a hacer cualquier cosa en su propia casa.
Después habló el más grande, la verdad que le cuesta hilar conceptos de atropellado que es, pero estuvo bastante correcto. Este grandulón dijo lo mismo que la hermana, pero con sus palabras, le puso ganas al menos.
Se notó a la legua que estaba todo ensayadito y se pusieron bien de acuerdo para no contradecirse.
Ah, después de los discursos, vino el pedido, ambos nos vinieron a pedir permiso para ir a la casa de no sé quién y no sé bien donde, bla, bla, bla…
Este examen fue aprobado, esperemos a ver cómo les va a ir de visitante. Si querida, los voy a dejar ir, no soy tan anticuada, ¿Qué te pen