en 1954, abrió su local en monseñor piaggio y mitre Gaetano Sassano llegó al país cuando tenía 12 años para dedicarse a la confección. A los 18 ya era todo un profesional. Habló de sus clientes, de la moda y de la manera de vestirse de los argentinos.
La manera elegante de vestir podrá mutar con el paso del tiempo, pero él siempre se mantiene vigente. Gaetano Sassano tuvo que adaptarse a los diferentes cambios. El oriundo de Cosenza (Italia) es el sastre con más historia en Lomas, principalmente del Barrio Inglés de Temperley.
Sus comienzos en la profesión fueron en Italia, a los 8 años. Cuando vino a Argentina, en 1954, a sus 12 años, llegó con la sastrería a las calles Monseñor Piaggio y Mitre. A lo 18 ya era todo un profesional.
Nacido en 1942, contó que su primera experiencia se dio a los 20 años, en su local ubicado en la Avenida Meeks: “La mujer llegó y al verme me preguntó por mi papá, pensando que él era el encargado de confeccionar los trajes y el encargado del lugar. Le dijer que yo era el sastre y le consulté si había que ser viejo para saber hacer algo. Ahí se quedó quieta y me pidió disculpas.”
“Mis clientes venían de todos lados, pero los que más me gustaba atender eran a los oriundos del Barrio Inglés, porque eran muy formales y puntuales con los horarios. Pedían las mejores telas y muy clásicas”, aseguró Sassano, quien aseguró que su moda siempre se caracterizó por ser de primerísima calidad, lo que le da un gran resultado. Gaetano también se dedicaba a confeccionar trajes para la mujer, toda una novedad para la época.
El vecino contó que era el encargado de hacerles los trajes a los amigos, los cuales usaban para salir a bailar. En sintonía y al comparar las diversas épocas, añadió: “El traje no se dejó de usar. La gente que viene de una cultura del buen vestir ama el traje a medida, a diferencia de quienes no han tenido la enseñanza en la vestimenta.”
Gaetano tuvo la posibilidad de viajar y vivir en Europa, más precisamente en España, donde trabajó con la denominada “alta costura”: “Cuando me encontraba allá, las gallegas me decían que si yo era el encargado de vestir a las argentinas entonces debía ser muy bueno, porque las mujeres de acá son muy elegantes.”
“Siente el placer de estar bien vestido. El suceso comienza primero por la imagen y después por lo que emana del cerebro”, recitó el sastre una de las frases que más identifica su pensamiento y su profesión. “Cuando uno está bien vestido se siente cómodo y actúa de otra manera, liberado”, enfatizó luego.
AQUÍ Y ALLÁ. En este momento, Gaetano cuenta con su comercio en Meeks 82 (local 3) y atiende los sábados de 10 a 14. El lugar se encuentra enfrente de lo que era la confitería Lyon, ambiente que era habitué para los adolescentes en los años ‘70.
Además, se encuentra en la Ciudad de Buenos Aires los días de semana, más precisamente en la calle Esmeralda 1269, entre Juncal y Arenales.
Ante la inevitable comparación entre los clientes de ambas zonas, Sassano indicó: “Son distintas actividades. En Capital hay muchos diplomáticos y el turismo es muy notorio”. Rápidamente, contó: “Hace poco les confeccione un abrigo y un tapado a un matrimonio de Inglaterra que viajaban al Calafate”.
Cuando se lo consultó acerca de la temporada que se avecina, el hombre explicó: “El argentino es diferente al resto y nunca usaría, por ejemplo, un saco sport de piqué labrado, blanco y con pintitas azules, tal y como viste un señor en Estados Unidos. Hoy en día, los jóvenes son más jugados a la hora de elegir o innovar, pero el que es clásico no lo movés de ese casillero”.
Sobre los colores, indicó que los sacos para hombre no varían del negro, gris oscuro, azul marino o crema, aunque actualmente se usa con gran frecuencia el saco sport hecho de lino italiano, de color azul a cuadros. “La moda la tiene que ejercer la persona que se viste y estar cómodo con lo que se pone. Hay personas que están vestidos de mala manera y al comunicárselo descreen de tu opinión, pero hay otros que sí hacen caso a los consejos que le damos, por algo somos profesionales”, cerró el sas