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Un gran cordón popular impedía la detención de Lula

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Mañana se entregaría. Lo condenaron a 12 años de prisión. 

 

En una jornada que movilizó a todo Brasil, el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva estuvo en el centro de la escena. La Justicia ordenó su detención, pero el apoyo de miles de seguidores generó un cordón humano en torno al sindicato donde permaneció recluido ayer el líder popular.

Hasta esta madrugada, Lula permanecía en el Sindicato de los Metalúrgicos de São Bernardo do Campo, en el área metropolitana de São Paulo. Durante todo el día el clima entre sus seguidores más cercanos fue de incertidumbre sobre si el expresidente se entregaría o permanecería en el sindicato. Pero anoche, en medio de las negociaciones que los abogados del expresidente mantienen con la Justicia, se reveló que Lula podría entregarse mañana, luego de que participe de una misa por su mujer fallecida. Aunque no fue confirmado oficialmente, fuentes del PT precisaron que Lula pretende estar presente en esa misa

Según esas mismas fuentes, el exmandatario habría exigido que su lugar de detención sea en San Pablo o en la misma Sao Bernardo do Campo, donde tiene además su residencia particular. La Policía Federal, sin embargo, dijo que mantiene abierto un canal de “diálogo” con el dirigente del PT y con sus abogados, a fin de que la entrega se realice sin conflictos.

A Lula le dictaminaron la cárcel de Curitiba (Paraná) para iniciar 12 años de condena por corrupción -la sentencia afirma que el político ha aceptado un soborno de una constructora-.

Los abogados de Lula cuestionan el decreto de prisión expedido por el juez Sergio Moro (quien lo condenó) al asegurar que contradice la sentencia emitida por el tribunal en segunda instancia que en enero pasado aumentó su condena de nueve a doce años de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero.

 

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