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Duterte rompe el diálogo con la guerrilla comunista y exige que entreguen las armas

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El gobierno de Filipinas declaró hoy canceladas las negociaciones de paz con el Nuevo Ejército del Pueblo (NEP), la guerrilla comunista que el presidente del país, Rodrigo Duterte, pretender declarar como "grupo terrorista" por sus recientes atentados con muertos.

Duterte "no ha tenido otra opción" que romper las ya estancadas conversaciones de paz debido a los "violentos y trágicos incidentes perpetrados recientemente por los rebeldes comunistas en todo el país", expresó a través de un comunicado la oficina del asesor presidencial para el proceso de paz, Jesus Dureza.

Un soldado, un policía y un niño de cuatro años murieron y varios civiles resultaron heridos a mediados de noviembre en dos emboscadas del NEP en Mindanao, al sur del país, lo que se suma a las decenas de ataques perpetrados por la guerrilla este año, en su mayoría contra las fuerzas de seguridad.

A raíz de estos ataques, el presidente suspendió el diálogo abierto en abril con el ilegalizado Partido Comunista de Filipinas, brazo político del NEP, una decisión oficializada hoy por el organismo encargado de las negociaciones de paz.

La oficina de Dureza especificó que no se reanudará el diálogo "hasta que se dé el ambiente propicio para un cambio de postura del Gobierno".

Duterte también ha prometido volver a catalogar como "grupo terrorista" al NEP, que tiene unos 6.000 combatientes en el país, y al que acusa de financiar sus acciones armadas extorsionando a la población de áreas rurales del país.

Esta guerrilla de inspiración maoísta fundada en 1969 ya figura como organización terrorista en las listas de Estados Unidos y de la Unión Europea (UE), aunque el gobierno de Filipinas le retiró esta etiqueta en 2011 para facilitar las negociaciones de paz.

Si el NEP llega a ser clasificado como una organización terrorista en Filipinas, sus miembros afrontarán penas más duras en caso de ser arrestados y condenados, explicaron fuentes del ejército a la agencia de noticias EFE.

El conflicto entre el Estado filipino y el NEP, que opera principalmente en zonas rurales, dura más de cuatro décadas y media, y ha causado al menos 30.000 muertos.

Bajo el mandato de Duterte, iniciado el 30 de junio de 2016, se firmó un alto el fuego en agosto del año pasado que duró hasta primeros de febrero de este año, cuando los comunistas decidieron romperlo de manera unilateral.

El pasado 3 de noviembre el Partido Comunista de Filipinas rechazó una nueva oferta de conversaciones de paz y la propuesta de reintegrar a parte de los rebeldes en la sociedad aportándoles viviendas y trabajo a cambio de su rendición.

Rotas las negociaciones, el presidente ha apostado por no reanudar el diálogo hasta que el NEP deje de atacar a las tropas y extorsionar a la población, según sus recientes declaracio

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