La Unión | ESPECTÁCULOS

Dos amigos sin trabajo y un sueño por cumplir

.

“Tomar la fábrica” expone una entrañable charla entre dos personas que quieren llevar adelante un proyecto artístico, a pesar de las dificultades.

Dos amigos que se acaban de quedar sin trabajo se encuentran y tienen una profunda charla sobre sus sueños y cómo llevar adelante un proyecto artístico en conjunto, que les permita triunfar y salir de la pobreza. De eso se trata “Tomar la fábrica”, que se presenta este sábado, a las 21, en el Teatro de Lomas, con promesas de emoción y risas.

Después de estar en dos salas de Capital y participar del Festival de la Víspera en Salta, un evento de actores independientes, este trabajo colectivo pisa las tablas lomenses y desembarca en zona Sur por primera vez con una escenografía simple, sencilla y justa.

“Es una obra entrañable, que se basa en la historia de los deseos de dos amigos que se encuentran en una situación crítica de sus vidas. Y buscan hacer algo juntos. En ese encuentro y charla que se da de noche, hablan de sus vidas, sus padres, la política y ven si pueden llevar adelante su proyecto”, cuenta el director, Pedro Sedlinsky, quien escribió la historia junto a los actores protagonistas: Joselo Bella y Ricardo Díaz Mourelle.

Con mucha referencia a la comedia italiana y a películas inolvidables como “Ojos negros”, “Los compañeros”, “El trompetista”, entre otras, la puesta en escena invita a mirarse el ombligo.

“Se llama ‘Tomar la fabrica’ porque justamente la obra se trata de eso, de tomar uno mismo la propia fábrica y llevar adelante el deseo de cada uno con sus dificultades. Tiene que ver con verse a sí mismo con humor, poder reírse de uno mismo”, acota el director, sobre una tarea que cuesta llevar a la práctica, pero que tiene resultados sorprendentes.

VIGENTE. Sin querer, esta historia toma cada vez más vigencia en el contexto actual, con cientos de fábricas que cierran y miles de despedidos que quedan en la calle. Pero si bien hay un trasfondo político, se basa sobre todo en la amistad y en “poder hacer algo juntos”, con una pizca de ternura y de ingenio. ¿Quién no tuvo esa idea alguna vez con un amigo?

Además, hay un plus. Los protagonitas, Bella y Díaz Mourelle, son muy amigos en la vida real y eso se ve reflejado en el escenario. “Hay algo de esa amistad pura”, cierra el director, a horas de subir a las tablas esta historia que enseña que no es necesario tener dinero en los bolsillos para ser rico de alma.

&n

Temas Relacionados