La Unión | LOMAS

Con tecnología y arte, elabora uno de los mejores hojaldres de Lomas

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Eduardo Rodríguez nació en la antigua panadería “La primavera”, y hoy es socio de “Nouvelle”, donde hornea el pan con maquinaria de avanzada y abastece las luminarias con paneles solares.

Dicen que nació entre panes y que antes de decir papá dijo “pan”. Cierto o no, el vecino y dueño de la Confitería Nouvelle, Eduardo Rodríguez, domina el arte de la harina y conoce la evolución de la industria como pocos, lo que le permite elaborar uno de los hojaldres más famosos de Lomas y contar con pan caliente y crocante durante todo el día.

Con energía eléctrica o energía solar, Rodríguez amasa igual. Porque en el techo de su panadería, ubicada en Fonrouge 83, tiene paneles que abastecen una serie de baterías que logran mantener “titilantes” las luminarias del salón de ventas y de las áreas de trabajo durante dos horas si hay corte de luz. “Iniciamos con este proyecto en 2015 y hoy representa un ahorro en la factura del 20%”, tira el dato.

Y detrás de los mostradores, los panes ingresan desde las cámaras a los hornos rotativos en bandejas acanaladas y cubiertas por silicona. “Haber pasado del antiguo tendillo, que era un paño sobre el que se ponían las piezas a fermentar separadas por arrugas de la propia tela, a un horno rotativo, al que ingresan los panes desde la cámara en un carro, aceleró el proceso, lo profesionalizó y nos permite tener pan recién hecho desde las 6 hasta las 20”, revela Rodríguez, quien asegura que -aún cuando esta cerrada al público- la panadería sigue activa.

“Las innovaciones de la industria hacen más fácil estibar en cámara y cocinar”, amplía el vecino y cuenta que, además, los nuevos hornos tienen vaporización por pared, clave para que se genere esa costra que despierta hasta al paladar más adormecido.

Mientras acompaña una placa llena de pastelitos criollos que están por “arder” y separarse en capas suculentas, continúa con su relato, que ya es una especie de clase para iniciados. “Hacemos los pastelitos tradicionales que están de toda la vida en nuestra panadería. El 25 de Mayo es cuando más se venden, pero siempre tenemos. Los elaboramos con grasa refinada, que es un elemento clave en el proceso de hojaldrado”, advierte.

Así, explica que la materia grasa es lo que hace que el pastelito se abra como una flor al ingresar en la freidora, porque el vapor no puede salir y las capas se despegan. “De esta forma, quedan crocantes. ¿Ves?”, detalla con pasión mientras el dulce se desliza a todo calor por las superficies agrietadas de la masa.

Eduardo llegó a la Nouvelle en el año 2000, luego de incursionar en un proyecto en Las Lomitas. “En ese momento, había fallecido Raúl González, uno de los propietarios, que era muy amigo de mi familia. Ahí me tomaron como empleado y posteriormente me asocié. Hoy estoy al mando de la empresa junto con otros vecinos”, cuenta Rodríguez, quien dominando el arte de la harina, lleva desde hace décadas el pan a su mesa.