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Bajo riesgo de ruptura, Podemos afronta la batalla que definirá su futuro

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La joven fuerza de izquierda enfrenta un dilema existencial al tener que elegir entre sus dos máximas figuras, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, empeñados en una lucha de poder que pone en riesgo la unidad

Podemos enfrenta un dilema existencial al tener que elegir entre sus dos máximas figuras, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, empeñados en una lucha de poder que pone en riesgo la unidad a mediano plazo, a raíz de sus hondas diferencias sobre el rumbo político que debe seguir la joven fuerza de izquierda española.

"Dos proyectos políticos, dos liderazgos", así planteó Iglesias la Asamblea Ciudadana de Vistalegre II -que toma el nombre del recinto madrileño en el que se celebra el cónclave-, donde a partir de mañana y hasta el domingo los militantes de Podemos definirán el futuro de la formación morada.

El líder marcó el campo de batalla y lo convirtió en un plebiscito sobre su liderazgo, tras fracasar el intento de presentar a los militantes una "hoja de ruta" común con Errejón, quien previamente lo desafió haciendo público un plan propio para Podemos, que censura su estrategia radical de confrontación, seguida desde las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015.

Errejón, "número dos" y secretario político de Podemos, defiende un giro hacia la moderación y apuesta por una política constructiva y de alianzas opositoras frente al gobierno en minoría del conservador Mariano Rajoy, un debate que había quedado soterrado por la vorágine electoral en la que se vio implicado su partido en el último año.

Pero la disputa entre Iglesias y Errejón no sólo es sobre la línea política que debe seguir la tercera fuerza política de España, ya que también están enfrentados en lo que respecta a organización y equipos.

La contienda se definirá en la votación para los puestos del Consejo Ciudadano Estatal (CCE), la cúpula del partido, para la que ambos se presentan a la cabeza de listas diferenciadas.

Si bien Iglesias no tenía la obligación de figurar en la boleta - puesto que su cargo de secretario general le otorga un puesto en el órgano directivo y Errejón no le disputa el puesto-, al hacerlo polarizó el proceso y lo transformó en una peligrosa guerra fratricida.

El sábado será el día en que Vistalegre escenificará el enfrentamiento entre ambos jóvenes dirigentes, cuyas posiciones parecen cada vez más irreconciliables, con lo que el horizonte post-asamblea se presenta también turbio para la fuerza con apenas tres años de vida.

Si bien tanto Iglesias como de Errejón insisten en que no hay riesgo de ruptura, la distancia entre los dos bandos que representan se acrecentó, a tal punto que se temen purgas y no se descarta que alguno de ellos abandone la cúpula de Podemos, que ya empezó a resquebrajarse con la salida de Carolina Bescansa, integrante del núcleo funda

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